Heredero del dragón

Capitulo 24

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Resumen:

Rhaenyra y Visenya hablan de Aemond. Finalmente es hora de hablar con los Velaryon sobre la disolución del matrimonio de Daemon y Laena. Espero que les guste. 🥰

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"¿Hay algo que quieras decirme?"

Visenya se tensó cuando escuchó la voz de su madre, su posición relajada en el balcón terminó cuando dejó escapar un suspiro. No estaba segura de qué estaba hablando su madre, podría ser sobre su escondite, que Aemond sabía dónde se había estado escondiendo Otto, podría ser sobre la muerte de Otto, o podría ser sobre lo que había sucedido en las pequeñas cámaras del consejo. No estaba segura de si Daemon había ido con su madre y le había contado lo que había visto. Visenya sabía que su madre entendería sus sentimientos por Aemond, pero Rhaenyra había estado preocupada por las cosas que sucedían en el reino y se había asegurado de que no los tomaran por sorpresa que Visenya no quisiera preocuparla.

"¿Qué quieres decir?" Jugaba con las puntas de su cabello, sin mirar a su madre. “¿Pasa algo?”

"No lo sé, esperaba que me lo dijeras". Su madre se acercó a ella, se paró a su lado y le dedicó una sonrisa divertida. “¿Debería preocuparme por los encuentros ocultos de Aemond y tú?”

"¿Qué?" Los ojos de Visenya se dirigieron a su madre, intentando mantener la boca cerrada. No sabía que su madre estaba al tanto de sus encuentros con Aemond. Debería haber sabido que su madre sabría que algo estaba pasando. "No sé a qué te refieres."

"Nunca has podido mentirme, conozco tu corazón, incluso cuando intentas actuar con dureza y sin miedo". Rhaenyra se pasó una mano por la cabeza y sus ojos eran gentiles. “Eres mi hija y te conozco mejor que tú mismo. Por eso sé que estás enamorado de Aemond, del mismo modo que sé que él está enamorado de ti.

"¿Eso te molesta?"

"No, no lo hace." Incluso cuando era una mujer adulta, todavía se sentía como una niña pequeña al lado de su madre. Su madre podía ver a través de ella. "Me molesta que creas que necesitas ocultarme tus sentimientos".

"No te lo estoy ocultando". Visenya suspiró. “Me lo estoy ocultando a mí mismo, no sé qué hacer”.

“¿Quieres hablar conmigo sobre eso?” La sonrisa de su madre nunca abandonó su rostro. "Quizás pueda ayudarte e incluso si no podemos encontrar una solución, hablar de ello podría hacerte sentir mejor".

"Aemond me ha dicho que me ama, tal como yo lo amo". Su madre asintió sin decir nada. "Me pidió que me casara con él".

"¿Él hizo?" La sonrisa de su madre era verdaderamente feliz, no parecía preocupada de que Aemond le pidiera su mano en matrimonio. “¿Cuál fue tu respuesta?”

“No le di uno”. Rhaenyra frunció el ceño. “Le dije que lo pensaría”.

"¿Por qué?" Rhaenyra se apoyó en la pared del balcón. "Tú lo amabas y él te ama, ¿por qué no aceptarías?"

"No estoy seguro de que debamos casarnos". Odiaba esa sensación de no saber, de no estar segura de lo que sucedería. Visenya era alguien a quien le gustaba saber lo que estaba pasando y actuar con rapidez, no era una persona paciente. “A Aemond no le importa su abuelo, no le importa si Otto muere, pero ¿qué pasa con su madre? Ambos sabemos que Alicent nunca más aceptará no ser reina, podría estar planeando algo o podría estar esperando el momento oportuno hasta poder intentar matarnos. ¿Qué pasará el día que tenga que ser ejecutada por traición? ¿Qué sentirá Aemond por mí entonces? No quiero casarme con él sólo para que me tenga resentimiento por el resto de nuestras vidas”.