VI: ¿Sientes miedo?

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«Cada dolor tiene un nombre y yo quiero conocer el tuyo.
Sé que al final de los tiempos me vas a doler»

Vampi (Babasónicos)


Vampi (Babasónicos)

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Dos horas después

Algo curioso de estar encerrado es que pasaba exactamente igual que en las películas, o al menos eso se encontró pensando Louis cuando se preguntó cuánto tiempo había pasado desde que fue secuestrado; si durmió horas o un día entero y si su familia ya estaba buscándolo.

Se aferró a la idea de que si, para mantenerse cuerdo. De otro modo, sentía que perdería la cabeza.

Para matar el tiempo, decidió pasear por la casa y explorar cada cosa que le llamaba la atención. Paseaba sus dedos sin poder contenerse por los muebles llenos de polvos hasta que estos quedaron grises. Se sentía inquieto. Llegó finalmente al retrato de una joven hermosa de cabellos rizados. A pesar de estar en las peores condiciones de la foto, se podía apreciar a una jovencita delicada de sonrisa tímida.

Tomó el retrato entre sus manos, y se distrajo por el ruido que estaba provocando su compañero. Dejó la foto en su lugar y lo miró, sentado en el piso, intentando meter la hoja de un cuchillo para abrir la puerta. Lo que me faltaba, un delicuente, pensaba Louis, horrorizado.

Harry, por lo contrario, no sé dió el lujo de explorar la casa ni de toquetear retratos. Se había dado por vencido cuando de repente recordó en que trabaja y para quién, y por muy amigo que fuera de El viejo, dudaba que entendiera de razones. Ser secuestrado por un idiota, sonaba simplemente delirante. Harry solo pensó en una cosa mientras esperaba (y se aferraba a la idea) de que la puerta se abriera por arte de magia. Anne nunca abandonó sus pensamientos.

Masajeó su sien cansado y exprimiendo su cerebro por otra idea mucho más efectiva y rápida porque enamorarse de un completo extraño era increíblemente fantasioso.

—Seis meses para enamorarnos… -dijo Louis mediante un suspiro —¿Qué le habrá hecho pensar qué eso podría pasar?

—¿Puedes callarte? -preguntó Harry todavía masajeando su sien. Parecía que Louis simplemente no se daba cuenta de la magnitud del problema.

—Es que ¿No lo entiendes? -preguntó Louis como si fuera la cosa más obvia. —¡Él estuvo siguiéndome por no sé cuánto tiempo! Y piensa que me voy a enamorar de ti, lo cual no va pasar. No soy gay. Ni siquiera bi. Nada de eso.

—¿Piensas que yo si?

—¡Cómo demonios voy a saber yo! ¿Eres gay?

Harry lo miró, fastidiado. Louis rodó los ojos —Como sea. De todos modos, tampoco me importaba saber.

Se dirigió a la única habitación que había en la casa. Notó emocionado que al menos las ventanas estaban abiertas, aunque los barrotes proyectaban sombras que Louis consideró aterradoras. Podría ser peor, se consoló.

Durmiendo Con El Enemigo » Larry Stylinson  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora