VII: Pesadilla.

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«Todo lo que haces,
Todo me gusta»
Caught you boy (Lana del Rey)


Cuándo la noche finalmente se instaló, toda esperanza abandonó el cuerpo cansado de Louis

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Cuándo la noche finalmente se instaló, toda esperanza abandonó el cuerpo cansado de Louis. Se quedó largas horas mirando por la puerta, con la esperanza de verla abrirse en cualquier momento, pero no importó cuántas veces se imaginó el escenario. La noche llegó, nadie fue a salvarlo y lentamente comenzaba a entender lo que le esperaba.

Él, que había optado por mantenerse positivo lo que le quedaba de estadía, le fue imposible siquiera hacer bromas al respecto o mantener una charla con Harry. Comenzó a preocuparse de ver el día pasar a través de barrotes de acero sin poder hacer nada al respecto más que aceptar lo inevitable.

No comió y Harry tampoco lo hizo. Lo había espiado un par de veces observando la puerta, al igual que él, cómo si quisiera abrirla con la mirada. Supuso que ver el cielo oscuro le provocó lo mismo que sintió él y se le cerró el estómago. Simplemente arrastró los pies a la habitación para recostarse un rato. Aunque estaba cansado, Louis se negaba a dormir por temor a lo que pudiera pasar. No conocía a Harry. No podía simplemente descansar como si no fuera una amenaza.

Se acostó en posición fetal con tal de calmar la ansiedad que le provocaba estar entre esas paredes lejos de sus amigos, su familia, su habitación, su vida. Se arrepentía tanto de haber ido ¿Cómo no se había dado cuenta antes? Lina nunca le diría de no entrar a clases pero le ganó la emoción de pensar que lo que sentía por ella, era retribuido. Haría lo que sea que ella, lo que le pidiera, sin embargo, ese amor desmedido lo había metido en aquel aprieto. Miró el techo, cansado de no reconocer el techo que veía, extrañaba su habitación, su cama, su colección de cds de bandas que no conocía. Tuvo que tener voluntad de hierro para no quebrarse y llorar en ese momento.


-Tomaré un par de frazadas y luego me iré.


La voz de Harry había quebrado el silencio que sentía espeso y ciertamente incómodo entre ellos; irguió apenas la cabeza para mirarlo parado en la puerta, rascándose la nuca, casi tan incómodo como lo estaba él.

-Sabes, no hablaba enserio sobre no compartir la cama contigo. No soy tan malo como para dejarte en el piso -dijo y escuchó una risita como respuesta.

-Que humanitario de tu parte -dijo con sarcasmo.

-Lo sé. Lo sé. Siéntete afortunado. No todos tienen el privilegio de compartir la cama conmigo.

Harry no respondió. Se dirigió al armario -o lo que quedaba de el- encontrándose con una enorme cantidad de ropa. Le dió escalofríos darse cuenta de que toda la ropa estaba limpia y se preguntó cuánto tiempo llevaba planeando Joseph aquello. Agarró la primera playera que encontró porque nunca dormía con la misma ropa, un hábito que tenía desde pequeño y que lo acompañaba desde entonces.

Durmiendo Con El Enemigo » Larry Stylinson  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora