Durmiendo Con El Enemigo » Larry Stylinson

XXIV: Pero Te Quiero.

«No te vayas, calla tú mente y deja que tú corazón respire. No tienes de que preocuparte, quizás no consiga poner toda mí mierda en órden pero nadie te amara mejor»

Harry no supo cómo reaccionar o quizás si; todo se paralizó en su interior y comenzaba a pensar que paredes amenazaban con cerrarse alrededor de él. Se quedó sin aire cuando atinó a mirar los ojos azules de Louis.

¿Estaría ahí cuando sepa la verdad, le seguiría mirando de la misma forma?

¿Le seguiría queriendo?

¿Se quedaría?

Salió del interior de Louis. Se sentía aturdido; nunca escuchó el sonido gracioso que hizo Louis a modo de quejido. Lisa apareció en su mente de repente como una película de terror que superaba la ficción y se transformaba en realidad. No podía dejar de pensarla porque quizás… Louis lo miraba de la misma forma que lo hizo Lisa antes de saber la verdad.

Antes de que ella se fuera.

— ¿Estás bien? -preguntó Louis en susurró mientras lo veía ponerse de pie torpemente. Harry parecía completamente desorientado​.

Harry en cambio guardó silencio. No encontró el valor suficiente para levantar la voz cuando juraba que el recuerdo de Lisa casi se volvía tangible.

No podía no pensarla.

— ¿Sabéis algo? Jamás he visto algo tan hermoso como tú, y eso que yo he visto muchas cosas hermosas. —dijo dándole una última calada a su cigarro antes de tirarlo. Miró con una sonrisa a la hermosa muchacha que tenía en frente. —Harry. Harry Styles.

— Vaya machote, te tienes los versos sabidos de memoria ¿Soy la número mil en oír eso? —rió dulcemente estirando su mano hacia Harry. —Soy Lisa.

Le dió la espalda. A Harry no le gustaba ver a Louis cuando Lisa estaba en su mente. No lo sentía correcto. No quería mirar su desnudez teniendo a Lisa en sus memorias, ella que le rompió el corazón.

— Es que veo tu nombre muy común ¿Sabes cuantos Harrys hay el mundo? ¡Un millón! Y yo quiero que sea especial porque tú, cabrón, eres especial. —sonrió dulcemente acariciándole la mejilla derecha. —Serás Harold para mi. Solo para mí.

Harry sólo rió poniendo su mano sobre la de Lisa que todavía acunaba una de sus mejillas. —Solo para ti...

Louis lo observó en silencio; embobado con sus gestos de nerviosismo pero también preocupado por la angustia que afligía sus ojos verdes.

— Piensas que no te amo... ¿No es así? — preguntó Harry.

— ¡Es que ya no se que creer Harold! Dices que amas pero... Tu ausencia dice otra cosa.

Harry levantó la chaqueta que cubría sus brazos, revelando su primer tatuaje; Lisa.

— Quiero llevarte conmigo — dijo —,en mi piel... Siempre.

— Harry... – llamó Louis con miel en la voz cuando los gestos y el silencio de Harry comenzó a preocuparle.

— Te amo Harold

— Y yo te amo más.

— No lo creo Harold, del uno al diez ¿cuánto me amas?

— está claro que diez.

— ¡Pero yo te amo hasta el once! ¡GANE!

Louis se puso de pie lentamente, dándole el espacio que necesitaba la torturada mente de Harry.