Regreso al pasado: el ascenso de la falsa heredera (2)

Capítulo 310: Ella debe estar enojada con él otra vez.

Su Shen la soltó una vez más y le explicó: "Acabo de darme un baño y aún no he tenido la oportunidad de vestirme".

Las pestañas de Gu Zi revolotearon levemente, su mente vagaba pensando que él no necesitaba ropa alguna, ya que se veía mejor sin ella.

Sin embargo, no se atrevió a expresar sus pensamientos. Era temprano en la mañana y ella no quería quedarse con las rodillas débiles por su reprimenda.

Al verla en silencio, con los ojos llenos de lágrimas no derramadas, Su Shen sintió que se le secaban los labios. El beso que habían compartido antes no había hecho nada para saciar su sed. Levantó la manta y se deslizó debajo de ella.

De repente, Gu Zi quedó atrapado debajo de él sin ninguna resistencia. Instintivamente, ella trató de alejarlo, pero inesperadamente, sus pechos se presionaron en el proceso, haciendo la escena aún más atractiva.

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"Su Shen, Lele está a nuestro lado, ¡ten cuidado con tus acciones!"

Mientras Gu Zi hablaba, miró hacia el lugar donde dormía Lele, solo para darse cuenta de que el hombre ya había movido al pequeño.

¿Se la había entregado nuevamente a Su Bing?

Su Shen se apoyó en sus antebrazos sobre ella, su mirada recorrió significativamente su pecho mientras decía: “Lele está con Su Li. Está más que feliz de cuidar a su hermana”.

Con eso, el hombre capturó su barbilla y la besó profundamente, soltándola sólo cuando ella comenzó a jadear ligeramente.

Gu Zi recordó lo entusiasmado que había estado Su Li por hacer las tareas del hogar ayer. Parecía que su energía no había disminuido todavía.

¿Su Li sabía que su padre lo estaba usando? Gu Zi pensó que probablemente no lo hizo.

“Basta de besos, bájate. Necesito prepararles el desayuno”, dijo Gu Zi.

Su Shen no tenía prisa. Le bajó la falda y comenzó a masajear sus redondos senos, diciendo: “Hoy no hay prisa. Los llevaré a la escuela y ya preparé el desayuno”.

El hombre ya estaba excitado, su miembro la empujó un par de veces. Gu Zi Imew por la fuerza de que ella no podría escapar de su castigo esta mañana...

Media hora después, Su Shen bajó las escaleras sola. Su Bing y Su Li ya habían terminado su desayuno y, al ver a su padre, tomaron sus mochilas y lo siguieron.

Su Li preguntó con fingida preocupación: "Papá, ¿mamá está enojada contigo otra vez?"

Más temprano, antes incluso de despertarse, su padre había llevado a su hermana a su habitación, alegando que su madre le había pedido que la cuidara por un tiempo.

Si su madre ni siquiera dejó que su padre se acostara con su hermana, debe estar enojada con él otra vez.

La expresión de Su Shen solía ser fría, pero ahora parecía algo lamentable. Él le respondió a su hijo: “Sí, ella no me deja estar con Lele”.

Al escuchar esto, Su Li se llenó de alegría. Vio otra oportunidad para lucirse. Después de subir al auto, inmediatamente prometió: “De ahora en adelante, me encargaré de los arreglos para dormir de Lele. ¡Hablaré con mamá sobre esto cuando llegue a casa de la escuela!

Su Bing miró desde un lado sin decir una palabra. Ayer había sentido pena por su padre, pero ahora pensaba que Su Li era el ingenuo.

Antes de que Su Shen se fuera, había llevado a Su Le de regreso al dormitorio principal. Después de irse a dejar a los niños, Gu Zi abrazó a Lele y se quedó dormido por un rato. Oyó vagamente que alguien llamaba a la puerta de abajo. Sonaba como su madre.

A pesar de su malestar, Gu Zi se levantó y se acercó a la ventana. Llamó a las personas de abajo: “Mamá, cuñada, espérame un momento”.

Después de decir esto, Gu Zi se dio vuelta para refrescarse y cambiarse de ropa. Luego bajó las escaleras para abrir la puerta y dio la bienvenida al interior a su madre y a su cuñada.

Al ver a su hija como si acabara de despertar, la Madre Lin se sintió un poco culpable. Ella dijo: “Es posible que hayamos llegado un poco antes. ¿Has desayunado ya?"

Gu Zi respondió: “Estaba a punto de calentar algo de comida. Mamá, cuñada, ¿por qué no me acompañas? Podemos hablar mientras comemos”.

Al ver sus expresiones, Gu Zi supuso que algo debía haber sucedido.

La Madre Lin y Li Hua no se negaron. Se habían ido a toda prisa y no habían tenido tiempo de desayunar.

Mientras comían, Madre Lin y Li Hua le contaron a Gu Zi lo que había sucedido ayer por la tarde. Li Hua dijo: “El dinero no está seguro en casa, así que debes conservarlo. La familia Su no se atrevería a meterse con eso”.

Gu Zi respondió: “No es apropiado que el dinero esté a mi nombre. Creo que debería estar a nombre de mi hermano. Te guardaré la libreta por ahora.

Después del desayuno, podemos ir a la ciudad”.

Gu Zi sintió que, dado que el dinero era un regalo de Su Shen a la familia Lin, debería ser administrado por su lado de la familia. Cuando se trataba de dinero, era mejor ser claro, sin importar quién estuviera involucrado.

La Madre Lin y Li Hua no tuvieron objeciones a la sugerencia de Gu Zi. No estaban codiciosos por el dinero.

Probablemente ya entendían el carácter de Gu Zi. Si ella pensaba que era lo correcto, entonces debía haber una razón para ello. Estaban dispuestos a cooperar con Gu Zi.