¿Por qué lo haces?

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Capítulo 10

Bradley y Leila estaban en la casa del chico, mañana debían partir a su misión, ambos tenían miedo de que algo saliera mal. Ahora estaban en la cocina preparando algo para comer.

Blue se había distraído cortando unos tomates mientras pensaba, no quería por nada del mundo que eligieran a Bradshaw, pero para su desgracia, sabía que por su gran desempeño posiblemente lo elegirían, él se merecía estar en esa misión tan importante, pero no quitaba que sería realmente peligrosa, y quizá moriría.

-Pulga, tranquila, todo irá bien -dijo Bradley posicionándose detrás de ella, quitandole el cuchillo, antes de que se cortara por distraída, y volteandola para que pudiera mirarlo. Luego puso un brazo a cada lado de ella pasándolo en la isla, teniendo que agacharse un poco quedando más cerca de Blue.

-Lo siento... -se le enrrojecieron las mejillas al sentir su cercanía y corrió un poco la mirada -me da miedo que te elijan y algo te ocurra.

-Leila, mírame -dijo Roos y ella le hizo caso -esta misión es peligrosa, podremos morir, pero no lo haremos, no lo haremos porque al fin logramos estar juntos más de tres minutos sin discutir, porque al fin nos confesamos y a pesar de esta misión logro tener paz a tu lado, no moriremos, porque tenemos que volver a los brazos del otro, ¿está bien? -dijo Bradley tomándome con delicadeza de las mejillas -mi destino es a tu lado, con vida -aclaró lo último haciendo reír a la chica.

-Te amo, Roos, pero espero de todas formas que no seas elegido, por muy egoísta que suene, sé que estarás a salvo si no te eligen.

-Yo te amo más, pero esa decisión no está en tus manos, Leila -dijo Rooster soltando su agarre y tomando algo de distancia, parece que no había escuchado todo lo que acababa de decir -Blue tu no decides esto -dijo apoyándose en la mesada de en frente a la chica, esperaba no comenzar una discusión, pero de pronto vio como la chica comenzaba a caminar alejándose, la tomó rápido del brazo y la jaló, pegandola a su cuerpo -¿por que lo haces? No te vayas, no tenemos que pelear, hablemos solamente, pero no huyas de mí. A mi también me angustia de sobremanera la idea de que puedan elegirte y que algo pueda pasarte, pero ya te lo dije, volveremos a los brazos del otro, lo haremos con vida, y cualquiera de los dos completará esta misión con éxito, Leila.

-Lo sé, Roos... pero eso no impide que sienta miedo a perderte. -dijo Leila abrazandolo por la cintura. Bradley la envolvió en sus brazos con fuerza, su corazón comenzó a latirle con fuerza, ya era una sensación familiar para él.

-Leila... -dijo Rooster susurrandole en el oído cosa que causó que se le erizara la piel -¿te he dicho lo hermosa que te ves preocupada? -preguntó riendo.

-Tonto -dijo Blue golpenado su pecho.

-Pulga -contraatacó Roos y le dió un beso en la mejilla, sin soltar su abrazo.

-No soy tan pequeña, además seguro tengo el doble de fuerza que tu.

-Si lo eres, Blue, aunque no dudo de tu fuerza, seguro hasta podrías ganarme en una pelea a puño limpio -dijo Roos imaginando que posiblemente se dejaría ganar con tal de ver a la chica feliz. -pero sigues siendo pequeña de tamaño, por eso eres mi linda pulga. -terminó Roos acortando un poco más la distancia entre ellos.

Ahora Leila tenía sus dos manos posadas en el pecho del chico y él las tenía apretando firmemente su cintura. Otra vez se mezclaban sus respiraciones y Leila decidida terminó con la poca distancia que quedaba, al fin se besaban, y Rooster estaba feliz porque ahora si lo recordaría, el beso se fue profundizando cada vez más, Bradley acariciaba con suavidad y un poco de fuerza su cintura y espalda, Leila se erizada con cada tacto, el chico comenzaba a desesperarse, empezó a besar su mandíbula y siguió bajando, llegó al cuello de la chica, apretó muy fuerte su cintura pegandola más a él.

Bradley no se aguantó y la subió a la isla, se metió entre sus piernas y siguió besándola con desesperación. Leila seguía quedando un poco baja pero ya no tanto, le facilitaba a Rooster besar su cuello.

Blue estaba mojada, y le dió vergüenza al estar con una falda, cuando Roos le abrió las piernas, pegó su intimidad a su pantalón, Bradley estaba tan excitado como ella, lograba sentirlo en su entrepierna.

El chico siguió bajando con sus besos estaba besando lo que la camisa de la chica no cubría. Leila se dedicaba a suspirar pesadamente y clavar sus uñas de vez en cuando en la espalda de Bradley. Pero querían más, no podían contenerse más, Leila le saco la remera a Roos, apreciando su cuerpo bien formado y comenzando a acariciarlo con suavidad y este desabotonó con algo de prisa la camisa de la chica y sacandosela. E iba a sacarle el sostén también.

-Espera -lo paró Leila y Roos se quedó estático y temió haber hecho algo mal.

-¿Te lastimé? -dijo preocupado comenzando a examinarla con la mirada.

-No -sonrió dulcemente por el gesto del chico -vayamos a tu cuarto, Brad... -terminó con un poco de pena.

-Lo que ordene mi ángel -dijo Roos y la levantó haciendo que Leila cruzara sus piernas al rededor de su cintura y entre risas y besos, los dos se encaminaron a su cuarto.

...

Ahora estaban los dos en la cama, sin ninguna prenda que les estorbara, algo sudados pero mucho más relajados.
Leila estaba sobre el pecho de Bradley, ahora dibujaba círculos pequeños en éste, y Roos los dibujaba en la espalda de la chica.

Blue se incorporo para lograr mirar a Roos a la cara, le regaló una sonrisa tan sincera que él se derritió, se veía más hermosa que nunca, despeinada, con sus mejillas rojas, labios hinchados y algo de sudor, se veía como un hermoso ángel, más con esa sonrisa.

-Eres perfecta ante mis ojos, una obra de arte que espero poder admirar por el resto de mi vida. -le dijo Bradley con total sinceridad.

-Tonto, seguramente deje de gustarte cuando me arrugue -fruncio el ceño Leila, y Brad acarició su mejilla con su mano.

-Lo que más me encantaría es que me dejaras envejecer a tu lado, pulga, seguirás siendo hermosa para mí, siempre. -dijo y le dió un beso corto a Leila -Además no te olvides de que yo también estaré arrugado como tu, tal vez tu dejes de quererme y quieras buscarte a alguien más joven -rieron los dos.

Luego se acurrucaron para dormir, Bradley había soñado con este momento desde hacía mucho tiempo, tenerla de esta forma a su lado, ella lo hacía el hombre más feliz del mundo con su presencia, incluso en los momentos malos.

La misión sería difícil, no importaba a cual de los dos eligieran, debían regresar con vida, más ahora que ambos tenían las esperanzas de iniciar una vida juntos.

El Momento Perfecto -Bradley Bradshaw Donde viven las historias. Descúbrelo ahora