Capítulo XII

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Sergio se relajó sobre el pecho de Max y, poco a poco, dejó de llorar. Era como si su presencia lo calmara, como si estando con él no pudiera pasarle nada malo.

Tenía las manos sobre el vientre, las de Max encima de las suyas y, por primera vez, en mucho tiempo se sintio completamente seguro.

Aquel día no se había sentido bien. Cuado despertó por la mañana tuvo que hacer un gran esfuerzo para tomar un té y una tostada. Esperaba encontrarse mejor a la hora del almuerzo pero había sido lo contrario. La mera idea de comer le producía náuseas.

¿Podría estar embarazado? Tal vez era demasiado pronto, pero algunas personas, tenían la suerte, o el infortunio, de quedar embarazados enseguida.

¿Habría sido así con Max y él desde el principio?

Su relación había sido apasionada y, sin embargo, siemore se había guardado algo, temiendo dejarse llevar por poderosas emociones que despertaba en él. Simepre había sentido qie no podía abrirle su corazón del todo hasta que estuviera seguro de su amor.

Discutían a todas horas porque Sergio intentaba apartarlo de la influencia de su padre pero Max le había extendido una ramita de olivo y, durante una noche romántica en el apartamento en el que Max vivía entonces, Sergio se había entregado por completo.

Había dejado que lo amara, amándolo a su vez, y entregandose en cuerpo y alma.

Por la mañana, cuando despertarón, pensó que le demostraría su amor yéndose con él del país. Después de todo ¿No había sido la noche más maravillosa de su vida? ¿No lo amaba lo suficiente para irse con él?

Aparentemente no.

Seguía sin creer que hubiera sido tan tonto, tan ingenuo, de pensar que un hombre como Max lo dejaría todo por él. Sí lo amaba ¿Pero qué clase de vida podría haberle ofrecido?

Max era un hombre inteligente y ambicioso y Sergio había intentado que lo dejara todo por él para viajar por el mundo.

Max Verstappen nunca habría sido feliz con una vida sin proposito. Y tampoco lo habría sido él, si debía ser sincero. Aunque no estaba dispuesto a admitirlo.

Intentó decirse a sí mismo que estaba mejor sin él, por supuesto, descubrir que estaba embarazado como resultado de esa noche le había parecido una especie de venganza.

Y perder al bebé fue lo más duro que le había ocurrido en la vida. No había esperado querer a ese niño o desearlo, pero así había sido desde el principio.

Sergio creía haber dejado atrás su pasado egoísta.
¿Pero que le esperaría en el futuro? Podría estar embarazado otra vez. Un hijo concebido de nuevo, con amor de su parte. Pero no por parte de Max.

¿Podría la historia tener un final feliz esta vez?

Max se movió un poco para abrir el grifo del agua caliente. Sergio nisiquiera se había dado cuenta de que estaba enfriándose, estaba tan cómodo entre sus brazos.

—Otros diez minutos y salimos de la bañera ¿De acuerdo?
—Muy bien, aunque el look arrugado es lo mío-Bromeó Sergio.
—Tú estas guapo siempre—Dijo Max besándo su nariz.
Sergio le hecho los brazos al cuello.

—Oye ¿No deberías descansar?
—Estoy bien.
—Bien ¿Eh? pues a mi no me parece. No tenemos que...
—Pero yo quiero hacer el amor-Lo interrumpió Sergio—Quiero olvidarme de todo.
Max acarició sus brazos.

—¿Y te olvidaras de todo si hacemos el amor?
—Vamos a descubrirlo.
Sergio se inclinó hacía adelante para besarlo, un beso cálido y húmedo, mientras deslizaba las manos por sus hombros. nunca en su vida se había sentido tan agradecido como en ese momento.

Pacto por venganza.   ❉Donde viven las historias. Descúbrelo ahora