Victoria

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El escenario tiembla, el rubio a vuelto a ganar.
La gran racha de victorias de este joven novato mantiene impresionados a todos, varios consideraban que era un prodigio mientras que otros, una estafa y gente como izuku, la gloria.

Obviamente, si apostabas muchísimo dinero ganabas el triple. Eso fue lo que estuvo investigando el pecoso, necesitaba entender ese mundo de las apuestas si quería salir con toneladas de dinero de una forma rápida.
A penas estaba aprendiendo, y le iba demasiado bien.

Rió encantado viendo que el dinero que depositó en un sobre blanco fue triplicado o hasta incluso más, esos papeles estaban a nada de explotar. Si seguía así, con ese ritmo manejando el dinero de forma cuidadosa y aprovechándolo... ¡podría volverse millonario!

Una sonrisa invadía su rostro, con demasiada satisfacción se levantó de el asiento en donde se encontraban los apostadores vip. La mayoría de los hombres se le quedaron mirando de forma juzgona, no le dió importancia porque al fin y al cabo las miradas de odio venían de hombres que se quedaron sin nada. Una bola de envidiosos. Les dedicó una mirada satisfecha y sin decir nada camino con tranquilidad para de una vez por todas ir a descansar.

No sin antes, escuchar un grito a sus espaldas. El menor, volteó rápidamente antes de salir de aquel sitio vip. Era el cenizo.

— ¡Eh, idiota! — Mencionó señalándolo con su nuevo apodo. — ¿Ya te vas? — Se acerca, dejando en la mira la situación en los hombres que hace unos segundos querían matar con la mirada al joven.

— Sí, ya se me hizo tarde... — Hablo, acercándose al mayor. — Pero estuviste genial, ¡Los golpes que das son tan limpios que cualquiera quisiera ser golpeado por ti! — Emocionado hizo un intento de recreación de los golpes del rubio, sacándole una risa burlona.

— ¿Qué? ¿Acaso quieres que te de una paliza? — Bromeó, dándole un suave puñetazo en el hombro del menor. — ¿Tanto es tu admiración por mí que dejarías que te golpee?
— Vuelve a bromear, dejando a flote un intento de provocación; según los espectadores.

— Tal vez, pero tendría que regresar pronto para que lo intentes. — Responde, con el mismo tono burlón.

— ¿Así? ¿Vas a seguir apostando? — Pregunta, cruzando sus brazos para descansar un rato su cansado cuerpo.
— ¿Vas a seguir apostando por mí? — Termina de decir, con una sonrisa egocéntrica en todo su rostro.

— Si la oportunidad se da, lo seguiré haciendo. — Responde, mostrándole los sobres blancos a punto de reventar. El cenizo sonrió con más fuerza, el pecoso realmente decía la verdad.

— ¿Vas enserio, eh? — Exhala, con una risa que le nace naturalmente con diversión. Este chico... — ¿Cuánto estás dispuesto a apostar por mí? — Pregunta el rubio con provocación ante el comentario y acción del hombre.

— Todo lo que tu quieras. — Aseguro con seriedad, estaba dispuesto a cualquier cosa porque confiaba plenamente en aquel rubio. Logrando que el mayor quedará con una gran impresión, sacándole la idea más alocada de todas.

Este chico era excitante.

La tensión aumentaba, más que una apuesta y una pelea por ganar era un nuevo desafío.

[...]

Corría entre las calles, se le hacía tarde y todo por no haberse quedado dormido. Su turno de la mañana esta a nada de empezar y a penas había llegado a casa.

CLANDESTINO .ᐟ dkbkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora