Un mundo diferente

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Con tan solo una apuesta logro pagar un cuarto de sus deudas. Su vida, la que veía por perdida estaba comenzando a arreglarse. Hasta le dio dinero a su prometida para comprarse unas cosas, hasta incluso el mismo se consintió un poco, dejando un trabajo de los tres que tenía, ahorrando obviamente de por medio.

Estaba tan satisfecho, tan libre.
Se acostó en su cama, recordando que en el momento en el que declararon a ese joven ganador fue el extasis más grande que podría haber experimentado nunca.

Sonrió al recordarlo, y pensó, ¿y si regreso?
No estaría mal, tener un poco más de dinero no estaba mal... pero, no sabía si él volvería a estar.

Se alisto con calma, eran la dos y cuarenta minutos de la madrugada. Esta vez, quizo vestirse un poco más formal. Al ver como se vestían los hombres la vez pasada que fue se dio cuenta que nadie se escondía.

Se puso una camisa verde, de las que antes usaba diariamente, un pantalón de vestir y encima colocó una chamarra negra. Se perfumó y por supuesto, llevo ahora su teléfono.

Esta vez, iba solo. Si iba a estar recurriendo a ese nuevo mundo necesitaba comenzar desde cero, establecer su propia confianza y aprender a valerse por si mismo sin un grupo de personas a su al rededor. Ya vivió una parte, su primera vez en las apuestas así que tenía un concepto muy diferente al ya tener un poquito más de experiencia en el caso.

Ahora sabía que no era tan peligroso como te plantean al decirte que "no te metas en esos lugares", muchos ensucian y satanizan lugares así por la mala fama de ciertos acontecimientos a parte de que, era ilegal.
Solo, necesitaba ser cuidadoso, no meterse en asuntos que no le convengan y hacerse de la vista gorda de vez en cuando.

Tenía que entrar ahí una noche cada cierto tiempo, ya que una noche equivalía a un mes de sueldo, obviamente preferirías ir a apostar. El problema estaba en que tu competidor ganara, sino, estarías en banca rota.. otra vez.

Se sentía un poco culpable, ya que esto no correspondía a los valores que su madre le había inculcado en su educación, pero, la necesidad le gana a cualquier moralidad.

Camino con mucha seguridad, necesitaba mostrarse confiado y como si fuera de los rumbos que siempre circulaba para que nadie fuese capaz de intentar sobrepasarse con el peliverde. Con paciencia, empezó a divisar la misma entrada que había encontrado hace unas cuantas semanas junto sus compañeros de la preparatoria.

Accedió con calma bajando las escaleras con calma, hasta que recordó in pequeño inconveniente. La contraseña.

¿Cómo podía habérsele olvidado algo tan importante? Frustrado miro sus zapatos relucientes con un puchero en la cara, pensó, ¿qué puedo hacer? Regresar a casa sin nada no era buena opción.

Suspiró, y subió las escaleras, esta no era su noche.

Al salir, miró la luna que iluminaba la calle de aquel barrio que parecía estar abandonado desde hace años. Era buena ubicación para un ring clandestino. La miró atento, sintiendo algo de impotencia, estaba a pasos de un poco de dinero... suspiró una vez más.

— ¿Vas a seguir suspirando como idiota? — Una voz algo ronca habló detrás de él, haciéndolo voltear ofendido por el comentario, percatándose de quién era. Quedó sorprendido con las palabras en la garganta. — ¿Qué? ¿Me vas a ver toda la noche como un idiota? — Burló, con una risa dejando escapar humo de su boca y tirando un cigarro que se encontraba en su mano para pisarlo.

— Ehh... tú eres el rubio. — Expresó, con las manos lo señaló impresionado.

El hombre chasqueó la lengua. — Claro, soy rubio, ¿qué acaso nunca habías visto a un rubio? Chiflado. — Se despegó de aquella pared sucia en donde se recargaba del callejón en donde se encontraba, acercándose a paso lento hacia el establecimiento.

CLANDESTINO .ᐟ dkbkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora