Imprudencia

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El sudor lo hacía estremecer de cabeza a pies, su respiración estaba en escasos niveles en su cuerpo que provocaban ciertos temblores, el sonrojo de su piel lo hacía brillar entre la oscuridad de la escena, una sonrisa de victoria y cansancio era opacada por sus rubís que buscaban con desesperación a aquel hombre que estaba sentado en el mismo sitio desde siempre, en uno de esos distinguidos sillones verdes del lugar VIP.

Lo encontró entre miles de miradas que posaban en el, pero aquí había una cierta diferencia. Compromiso.
Su corazón dio un salto cuando sus ojos chocaron con la casualidad de estar uno enfrente del otro, no terminaba de entender la dinámica de su relación y el porque su cuerpo reaccionaba de esa forma tan absurda, pero estaba seguro, que era adictivo vivir de esa forma; una sensación llena de angustia, desesperación y ansiedad que lograba mantener sus pies avanzando hacia la victoria, porque de por si, era un gran soñador, pero ahora; sus manos realmente estaban tocando el cielo.

Las adulaciones hacia su persona se le hicieron costumbre, ahora solo deseaba un poco de licor en lo poco que restaba de oscuridad, junto a aquel, el imponente apostador, su camarada, el cual, siempre le terminaba invitando una trago o dos de un whiskey.

Ahora, estando a su lado podía sentir el poco alcohol subirle a la cabeza después de unas cuantas copas invitadas por su patrocinador número uno, el idiota de cabello rizado, del cual a pesar de tantas experiencias, apuestas y riesgos juntos todavía no sabe su nombre. Estos se encontraban festejando la gran racha de buen esfuerzo y trabajo, estaban orgullosos así que brindar por su victoria era un respiro de alivio que ambos buscaban con bastante satisfacción, en especial el rubio al no comprender a su cuerpo y la naturaleza de este estando con su acompañante.

— Mierda, ya es tarde... — Suelta el menor, guardando de inmediato su aparato que marcaba la hora en su bolsillo del pantalón. — Me tengo que ir. — Comenta, parándose del asiento enfrente al rubio, tomando toda la atención de sus rubís. — ¿Cuándo te veo? — Pregunta, terminando de tomarse lo que sobraba de su vaso, pero siendo detenido por el mayor al instante, posando una mano en su muñeca, evitando tal acto.

— ¿De verdad piensas venir a todas mis peleas? — Preguntó con sarcasmo, levantándose del asiento y poniéndose a la par del contrario, y soltando a este, el de pelos verdes solo sonrió. — Te acompaño, vámonos. — Señala con la cabeza la salida y ambos se dirigen a esta con una

— Bien, de paso podemos terminar de ponernos de acuerdo para la siguiente estrategia. Estaba empezando a pensar en inscribirme en un curso de capacitación para entrenador de box, ¿qué te parece? — Habla con emoción, mientras que el contrario caminaba con las manos en los bolsillos mirando hacia el frente, sin darle una sola mirada. — Pienso que sería buena idea que tengas un asistente, si, eso, así también podría entender las peleas con más objetividad y evaluar la probabilidad de ganar un combate. — Sonríe, buscando la aprobación del rubio el cuál sigue sin mirarlo.

— ¿Sabes que eso es trampa, verdad? — Ríe, sin darle importancia a lo que su compañero bufó.

— ¿Crees que la gente se dará cuenta? Un representante no te haría mal, ya sabes, una alianza que nos podría servir a ti y a mí. — Habla, tratando de argumentar su punto mientras que la oscuridad de la noche los acompañaba.

— ¿Qué no se darán cuenta? Por favor, allá abajo la gente toma en serio las apuestas, ¿crees que es un simple juego de suerte? No seas tan idiota, no todo es color rosa. — Escupe, algo molesto por el comentario, también podría ser el cansancio que yacía en su pobre cuerpo.

— Quiero decir, ¿se tomaran tan en serio la relación que podríamos tener? No lo creo, solo son estrategias, cualquiera puede hacerlas, fuera de la conveniencia. — Suspira, frotando un poco de sus manos, el frío de la madrugada comenzaba a salir a flote.

CLANDESTINO .ᐟ dkbkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora