Episodio 1

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No dijo nada, solo hizo silencio y avanzó en su camino

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No dijo nada, solo hizo silencio y avanzó en su camino.

Maira adelantó un poco su paso, queriendo alcanzarla.

—Podríamos venir a verla, ¿Qué te parece?

—¿A qué? ¿A la obra? —señaló. —No me gusta el teatro.

—¿Por qué? —le cuestionó. —Es lindo.

El silencio volvió a reinar entre ellas, los pasos apurados de una siguiendo a la otra y la sensación incómoda abrazándola. Ni siquiera entendía de dónde había salido ese agobio.

—Podrías intentar volver a teatro —. Habló un poco más tranquila. —Nunca entendí por que lo dejaste.

La sonrisa de Maira desapareció inmediatamente, no era algo que olvidara muchas veces, de hecho, lo recordaba a todas horas. Pensando que fue de las peores decisiones que pudo haber tomado.

Se encogió de hombros, decidida a hablar. —Ya no me gustaba el ambiente en el que estaba, además había empezado el último año y quería despejarme un tiempo.

—Pero dejar algo que te gusta durante tres años es... mucho tiempo. —Balbuceó.

La pelirroja no dijo nada más, esta charla la había tenido múltiples veces consigo misma y tenerla con otra persona no iba a ayudarla. Ya tenía suficiente entristeciéndose por sí sola.

—Es por eso que quiero empezar las clases de nuevo. —Susurró para sí misma.

Mari frenó su paso, pensativa antes de entrar a su casa. La otra también se frenó y dejó caer su cuerpo junto a la pared.

—¿Querés ir a clases o interpretar un obra? —Sus ojos conectaron, Maira no respondió. No tenía lo suficientemente claro que es lo que quería y pensar que dejar teatro por sus estudios solo empeoraron su vida la decaía aún más.

Y no olvidemos que hoy desaprobó otra vez esa materia que lleva años intentando sacar.

—¿Por qué nunca estudiaste para ser profesora de teatro?

Ella solo negó mientras guardaba las manos en sus bolsillos. El frío empezaba a bajar la temperatura de su cuerpo.

—Nunca quise ser profesora.

—¿Entonces por qué sos profesora de inglés?

—Después de tomarme un año sabático mis papás me forzaron a estudiar algo que "diera plata"— hizo comillas con los dedos.

—¿Y qué querías estudiar?

El pecho de Maira comenzó a presionarse, tantas preguntas la estaban agobiando, hablar de sus metas o sueños frustrados jamás sería algo que la ayudara.

Fue cuestión de silencio para que Marianela se diera cuenta, la saludó sin decirle nada más y se adentró en la casa.

Sus pasos solitarios resonaban por la calle, no solo te llamaba la atención su ropa desaliñada, sinó que también la tristeza que desprendían.

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