Episodio 8

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Las clases ya habían comenzado

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Las clases ya habían comenzado. Para la sorpresa de Juli, Enzo estaba de mucho mejor humor de lo que esperaba. Pero aún así estaba quieto, se había sentado en una esquina, su mente parecía en blanco y podía solo concentrarse en el suelo.

No entendió porque de repente se perdía, el sueño lo estaba matando. Traía unas ojeras que parecían rozar sus pies y los parpados más pesados que nada.

—Enzo, ¿Estás bien? —la castaña lo sacó de su trance, él la miró sorprendido, como si se hubiera dormido con los ojos abiertos. Mientras frotaba sus manos todavía aún perdido, intentó con todas sus fuerzas cambiar la perspectiva hacia los demás, quienes estaban concentrados en sus actividades.

—¿Y Maira?

—¿Maira? —le preguntó confusa al oír su pregunta, él asintió preocupado— Maira me dijo que...

—¿No va a venir? —la interrumpió.

—Sí pero...

—¿Está enojada?

La mayor solo se levantó de su lado, cruzando los brazos.

—¿Estás bien? —Enzo asintió —¿Entonces por qué..?

—¿Por qué no está? —Hizo un poco de silencio, antes de volver a hablar, mucho más asustada.

—¿Le hiciste algo? —No era normal verlo preocupado por una joven como ella, además su aspecto dejaba mucho que desear y...

—No —. Rascó su nuca —creo que no.

—¿Cómo "creo que no"? ¿Qué significa eso?

Al ver su semblante serio le molestó ver la actitud de Julieta, él solo quería saber si la mujer iba a abandonar las clases. Por alguna razón sintió mucha más curiosidad.

—Da igual, tiene que ser puntual. No es la primera vez que llega tarde, que sea tu amiga no significa que podamos perdonarle estas faltas de respeto—habló cortante con tal regularidad, molesto consigo mismo por querer saber aún más de la pelirroja.

La puerta se abrió de par en par, la muchacha entraba más sonriente de lo normal y eso lo enfurecía al castaño. Mientras estaba sentado en una silla, trabajando y con mucho sueño por su culpa, ella se paseaba por la ciudad alegre.

Se acercó al grupo de alumnos con rapidez, captando la atención. Maira se integró de inmediato, recibiendo un abrazo de Sofía. Quiso quitar la mirada de sus labios, pero una parte de él no podía, era como si le recordara lo poco y nada que había descansado.

—Llegas tarde. —le exigió como la primera vez. Ella le dedicó una mala mirada, intentando que no afectara su humor. Había tenido un día de lujo y estaba más que contenta. Deseaba de todo corazón ir a clases y poder disfrutar sin discutir con alguien.

—La profesora ya sabía que iba a llegar un poco tarde. —volvió a sonreírle. Tal vez no debería haberlo hecho, pero estaba tan feliz que no pudo notarlo.

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