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Lawrence era el mayordomo encargado del príncipe

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Lawrence era el mayordomo encargado del príncipe. La vida de Taehyung dependía de él, y al principio no fue un problema, ya que tenía gran cariño y respeto por los reyes. Sin embargo, al conocer a Taehyung, se dio cuenta de que era muy diferente a los reyes.

Taehyung no merecía ser rey. Un rey es alguien con educación, porte, amabilidad, lealtad, honestidad y rectitud, cualidades que Taehyung no tenía. Pero Lawrence sí las tenía, y si Taehyung nunca hubiera llegado, jamás habría tenido que hacer lo que hizo.

Pero, oye, no está afectando a nadie. Bueno, probablemente al camarero, pero con el tiempo se irá aquel dolor.

Además, si lo vemos así, Lawrence no está haciendo nada malo, solo está contando lo que el mismo Taehyung en algún momento dijo.

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—Taehyung, ¿cuándo nos presentarás a nuestro futuro yerno? —dijo Seokjin con una sonrisa, mientras su padre Namjoon reía, haciendo que Taehyung rodara los ojos.

—Él nunca será nada de ustedes, ni nada mío. ¿Se imaginan a mí, Kim Taehyung, con un camarero? —rió.

Seokjin rodó los ojos, pasándole el teléfono a su padre Namjoon, quien rápidamente objetó:

—Estoy seguro de que te gusta. Si no, ¿por qué me pedirías consejo sobre las flores? —Los dos padres rieron al ver cómo el rostro molesto de Taehyung se pintaba de un tono rojizo en las mejillas.

—Jungkook jamás será nada mío, entiendan, nada. De tan solo imaginar ser pareja de alguien como él, me da náuseas.

—¡Taehyung! —reprendió Seokjin—. Te guste o no, no tienes por qué ofenderlo de esa manera. Es un chico igual que tú. El hecho de que sean de mundos diferentes no te da derecho a portarte así con él. Podrás tener todo el dinero del mundo, pero hay algo que él sí tiene y tú no: educación.

—¡Ja! Ni siquiera lo conoces bien como para decir algo así, padre.

—No necesito hacerlo, Taehyung. Con lo poco que nos has contado de él, me doy cuenta de cómo es: un chico bondadoso, con un corazón puro, una maravilla de persona. Criticarlo sin razón alguna me parece de muy mal gusto.

Lawrence solo grabó lo necesario y pensó que sería bueno utilizarlo más tarde.

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Estar a la sombra de Taehyung era lo más horrible que podría pasarle. Recibir burlas y miradas de repulsión o burla se había vuelto cotidiano. Lawrence solo era el payaso de Taehyung; ya no era un ser humano con dignidad.

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—¡Vamos, gordo! ¡Vamos a cantar! —gritó el príncipe, haciendo reír a todas las personas presentes. Gente extraña golpeaba la espalda de Lawrence con burla mientras le gritaban que cantara. Era humillante.

—Señor, le he dicho miles de veces que no sé cantar. Me encantaría que entendiera eso —susurró lo mejor posible para que solo Taehyung oyera.

—Oh... bueno —dijo simplemente—. Amigos, al parecer nuestro amigo no quiere cantar —pronto se oyeron sonidos de decepción, poniendo a Lawrence en una situación incómoda.

—Bueno... creo que puedo tocar un instrumento si me lo permite —de repente, Taehyung y los presentes sonrieron y gritaron felices.

—¡Claro que puedes! —Taehyung le pasó una tuba a Lawrence, pero era difícil para él, pues el aire que soltaba no era suficiente para crear sonido en la tuba, lo que hizo que todos rieran por los sonidos inútiles que producía, ocasionando muchos comentarios. Incluso Taehyung añadió uno de estos:

—No me digas, Lawrence, que no puedes sacar aire. Yo veo que retienes mucho aire en tu cuerpo —todos rieron, incluyendo el príncipe. Lawrence, sintiéndose incómodo, agachó la mirada y dijo:

—Lo esperaré afuera —salió totalmente humillado, mientras personas extrañas golpeaban su espalda y repetían las mismas frases.

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—¿Qué opinas, Jimin? —dijo Jungkook, mostrando un hermoso conjunto celeste de seda que contorneaba su figura de manera hipnotizante.

—Madre mía, Jungkook, eres realmente sexy. Si no fuera pasivo, seríamos novios —rió.

—¡Jimin! —regañó Jungkook.

—¿Qué? —rió nuevamente—. Pero ya en serio, fuera de broma, te ves totalmente hermoso, Jungkook. Eres realmente hermoso.

—¿Estás seguro? Siento que de atrás se ve muy...

Jimin lo interrumpió:

—Se te ve un buen trasero —eso hizo que Jungkook lo regañara nuevamente—. Ya, Jungkook, en serio, se te ve hermoso. Dejarás totalmente embobado a ese príncipe.

—Ten, mira, pruébate este, se verá hermoso —Jungkook asintió y se dirigió a los camerinos, no sin antes notar que había llegado un mensaje a su teléfono de alguien desconocido.

Amor mío Donde viven las historias. Descúbrelo ahora