Beastars.

Capítulo 4: El ciervo y el lobo feroz

Al día siguiente, la junta escolar de la academia Cherryton había anunciado una vez más que el Club de Drama recibiría el premio de honor por su incansable demostración de igualdad. Louis, como director del club de teatro, pronunció su propio discurso frente a la gran audiencia. La forma en que sus simples palabras atraían tanto a carnívoros como a herbívoros era un rasgo que Legosi encontraba increíble. Sus palabras sobre la convivencia enloquecieron a la multitud.

Estar de pie en el escenario con la multitud enloquecida y todas las luces brillantes realmente era otra cosa... y sin embargo, Legosi una vez más se distrajo con un solo olor. De alguna manera, a pesar de todos los animales entre la multitud, podía olerla. Sabía que hoy finalmente hablaría con ella. Desafortunadamente, sin embargo, debido a su naturaleza incómoda, le costó mucho incluso intentar descubrir cómo iniciar una conversación.

Mucho después de que abandonaron el teatro, Legosi todavía estaba reflexionando sobre cómo iniciar una conversación con ella. ¿Debería presentarse primero? Ella ya sabía su nombre, eso no servía de nada. ¿Qué quería siquiera de ella? Bueno… ni siquiera sabía lo que quería. En los 17 años de su vida, nunca se había sentido tan nervioso al intentar hablar con una chica. Él la había estado observando desde lejos en la sala de práctica. Era innegablemente encantadora y ya había hecho multitud de amigos.

"¡LEGOSI!" El lobo había vuelto a olvidar dónde estaba y se encontró soñando despierto una vez más.

"¿Qué es?" Legosi preguntó en la dirección de donde había oído venir la voz. Kai se repitió: "¿Podrías ajustar esa luz de allí?"

"¡Por supuesto!" Respondió, ajustando la luz a una posición más centrada.

"¿Qué te ha pasado últimamente? ¡Realmente no has sido tú mismo!" Kai le preguntó al gran canino. Legosi se rascó la cabeza y miró hacia otro lado con nerviosismo.

"Yo..." Maldita sea, ¿qué iba a decir? No quería decirle la verdad, quería ahorrarse a él y a Juno la vergüenza y las molestias de los chismes y rumores. Sabía muy bien cómo veía el mundo a la liebre en el Club de Jardinería. Suspiró, dejando que su cuerpo se encorvara nuevamente.

"Todavía no puedo creer que Tem se haya ido". Legosi le estaba diciendo al menos la mitad de la verdad. No había un día en el que no pensara en esa alpaca. Olvidarlo sería un pecado en sí mismo.

"Oye... está bien." La mangosta se frotó el brazo en un intento de consolar al carnívoro más grande. Su farol había funcionado. Pronto ambos se sentaron, observando a los actores practicar desde su posición elevada. Legosi todavía seguía atentamente a Juno con la mirada.

Después de que terminó la práctica, Legosi estaba esperando a que los demás se fueran, ofreciéndose como voluntario para limpiar después. Con mucha paciencia, finalmente estuvo a solas con ella. Juno también estaba a punto de irse cuando él se acercó a ella.

"Eeeeeh… Hola, Juno", saludó inocentemente. Ella se volvió hacia él con una gran sonrisa que irradiaba calidez.

"Hola Legosi", su voz era ligera. Fue tan feliz y enérgico.

"¿Quizás te gustaría..." Mierda. Este no era un buen momento para olvidar lo que estaba tratando de decir. Perlas de sudor rodaron por su frente. Rápidamente se secó el sudor de la frente. Juno de repente se agarró la cabeza. "Acabo de recordar que tengo algo que debo hacer ahora mismo. Hoy es el día de la biología, ¿verdad?" Juno miraba expectante a Legosi.

"Uh, sí, eso creo", respondió Legosi, su presión arterial volvió a bajar a niveles normales.

"Podemos hablar más en la Sala de Especies", propuso Juno. Legosi le devolvió la sonrisa.