Hay Amores Pasionales

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Ya en mi casa, Tom se desplomo en uno de los sofás de la sala, lucia preocupado, como niño que estaba a punto de ser regañado, eso se me hizo adorable y mantuve la sonrisa que tenía en mi rostro.

- ¿Qué te puedo ofrecer de beber?- dije afablemente.

- Eh... un whisky estaría bien- respondió Tom nervioso. Se lo serví y uno a mí de paso.

- ¿Qué tienes Tom? ¿Por qué tan nervioso?- cuestione divertido entregándole su bebida.

- Es que tu casa... esta genial, esta enorme, mas grande que la mía tal vez- respondió mirando alrededor.

- Pues si es grande, no sé cuanto pero bueno, a mi me gusto por el paisaje que se ve desde el patio trasero- dije modesto.

Charlamos un rato mas mientras bebiendo copa tras copa, Tom lucia ya un poco mareado, así que proseguí con mi plan. Mire fijamente al chico a los ojos, un relámpago se ilumino en sus pupilas y entonces sonreí victorioso.

- Tomi, ¿dime qué quieres hacer ahora?- cuestione con voz seductora.

- Hare lo que tú me digas- respondió él sin dejar de observarme.

- Ok. Entonces quiero que me digas lo que piensas y sientes ahora- exigí demandante acercándome más a su cuerpo y acariciando su rostro.

- Eres hermoso, me gustas. Te deseo- respondió emocionado.

- Yo también pequeño- murmure aspirando el aroma de su cuello- déjame poseerte Tom- le indique con voz lujuriosa en su oído.

- Soy tuyo.

- Eso era lo que quería escuchar.

Sin más lo bese, el me correspondió de inmediato fundiéndonos en un beso hambriento y que fue profundizándose cada vez más, sentí una extraña llama dentro de mi cuerpo. Recosté a Tom sobre el sofá y seguí devorando sus labios y tocándolo por encima de la ropa, el calor que emanaba su cuerpo aumentaba al igual que los latidos de su corazón, ese repique en su pecho era un sonido que me estaba volviendo loco, quería hacerlo mío y nada me detendría.

Seguía la batalla de besos hasta que percibí que el pulso de Tom estaba descontrolado y no resistiría mucho, lo lleve entre mis brazos a mi habitación y rápidamente lo deposite en la cama. Caí sobre él y volví a besarlo, la excitación de parte de mi acompañante era notoria y muy intensa, su aroma era más fuerte pues comenzaba a sudar, relamiéndome los labios me deshice de inmediato de su ropa y de paso de la mía, me puse nuevamente sobre Tom besando y lamiendo su cuello.

Tom solo emitía jadeos y pequeños gemidos exaltados, no me extraño que al ser tan joven se excitara tanto ya que las hormonas a esa edad están disparadas. Mantuve mi contacto en su cuello y en la piel expuesta cercana a mis labios, Tom también me tocaba, y lo hacía de una forma tan delicada que sentí una extraña sacudida atravesar mi pecho.

Volví a besar sus labios mientras lo preparaba, su entrada era estrecha y muy cálida, como invitándome a entrar, yo no me iba a negar y aparte mis dedos enseguida. Mientras saboreaba su boca fui entrando en el despacio, lo escuche gemir contra mí y su cuerpo se puso tenso, toque su cintura y se fue relajando, poco a poco su calor me invadió y me anime a comenzar a embestirlo.

- Bill... oh... esto es... maravilloso- dijo Tom con la voz entrecortada y luego suspiro.

- ¿Te duele?- cuestione preocupado sin dejar de moverme.

- No, se siente... aaah... muy bien- exclamo agitado.

Eso me animo a seguir así que fui elevando el ritmo hasta lograr un vaivén rápido pero cuidadoso, estuvimos un rato mas así hasta que se acerco el momento de acabar de ambos.

Entre sangre y amor Hay amoresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora