Hay Amores que te desestabilizan

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Mi semblante se perdió en la nada, mis temores comenzaban a atormentarme, sentí como por dentro todo mi ser tembló pero me mantuve firme y reaccione mirando al muchacho, suspire tomando fuerzas.

- Ok. Gracias Georg. Retírate- le mande serio.

En cuanto el chico se fue golpe ligeramente el volante y me recargue en la ventana del auto. Eso si no me lo esperaba, es verdad que tenía el presentimiento de que Tom comenzaba a sentir algo por mí, pero no me imaginaba a que grado, tal vez era su instinto juvenil el que lo hacía tener esas reacciones tan acrecentadas. Definitivamente tendría que hacer algo rápido para que las cosas terminaran bien.

Alce un poco la vista y vi a mi chico de rastas caminar a paso aletargado saliendo de la escuela, un par de chicas lo detuvieron para preguntarle algo y enseguida prosiguió su camino hasta llegar a mi lado.

- Hola Tom- lo salude animado.

- Hola- contesto- ¿puedes llevarme a mi casa? Aun me siento un poco mal y quiero descansar- me explico con tono serio.

- Seguro, súbete- le indique sonriendo y luego me rasque la cabeza desconcertado.

Iba conduciendo y miraba constantemente de reojo a Tom, su corazón latía medio acelerado y se veía algo alterado, mas no me atreví a hablar ni preguntarle nada, no quería incomodarlo más, si él quería contarme que le ocurría lo dejaría decírmelo cuando se sintiera listo.

Una vez que llegamos a su casa él bajo e igual se despidió de prisa adentrándose de inmediato en ella, yo suspire frustrado y resignado maneje de regreso a mi residencia también, en todo el día no deje de pensar en lo que me había dicho Georg.

- Si fueras mío, todo sería más sencillo Tom- bufe al aire.

Trate de distraerme un rato viendo la televisión, cuando la hora de que Gustav llegara se acercaba decidí ir a mi habitación a cambiarme de ropa. Aun faltaba una hora para que mi amigo viniera y yo ya estaba listo, decidí encender mi laptop y buscar algo interesante que hacer en internet.

Vi que Tom estaba en línea, pero algo me decía que no lo presionara, y aun cuando mis ansias de hablarle eran muchas, descarte la idea de iniciar una conversación con él en ese momento. Justo cuando estaba a punto de desconectarme Tom me llamo.

- Hola- escribió incluyendo un emoticono sonriente. Yo me sorprendí, pero me entusiasme más cuando vi que me envió la solicitud de videollamada.

- Hola Tom. ¿Ya te sientes mejor?- le cuestione de inmediato.

- Si, gracias por preocuparte. Lamento haber sido grosero contigo hoy- se excuso tímido.

- No te preocupes, te entiendo. Cuando uno se siente mal no quiere saber de nadie- intente reconfortarlo.

- Así es, pero te prometo que no te volveré a hacer algo como eso de nuevo. Tu eres muy importante para mí y no quiero que haya malos entendidos.

- Vale, estamos bien. Anda a descansar, luego hablamos.

- Ok, mi madre ya me mando a dormir. Por cierto, te va muy bien esa camisa roja.

- Oh, gracias. Buenas noches Tomi.

- Buenas noches. Te quiero.

- Descansa, que duermas bien.

Tom se desconecto y yo cerré mi laptop estirándome y aspirando fuerte, sus palabras me hicieron sentir algo extraño en el pecho y una sonrisa ilumino mi rostro. En eso escuche que alguien tocaba la puerta principal, Jack abrió y alcance a escuchar la voz de Gustav, baje de inmediato y mi amigo rubio ensancho una gran sonrisa al verme.

Entre sangre y amor Hay amoresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora