Hay Amores que reviven tus sentimientos

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Esa noche ante el incontenible deseo tuvimos sexo varias veces, el tenerlo si entre mis brazos era una sensación tan indescriptible y los sonidos que salían de su garganta solo me excitaban mas.

Casi amanecía, y en cuanto terminamos ambos nos mantuvimos abrazados, solo cubiertos por una cobija que estaba a la mano. Tom suspiraba y su respiración agitada se iba normalizando, vi que cerró los ojos así que lo dejaría dormir.

- Duerme pequeño- dije acariciando las rastas de su cabeza.

- Te amo Bill- musito él antes de quedarse dormido.

Yo me quede en shock al escuchar eso. Amor, cuando vivía solo tuve ese sentimiento con mi madre, ella era muy buena y amable, en momentos como este la extrañaba.

Nunca conocí el amor hacia otras personas, ni siquiera con la chica que era mi novia antes de que me convirtiera en el monstruo que soy ahora, ella me agradaba, era una linda dama pero no llegue a amarla, y siempre quise conocer esa emoción.

Me levante pesadamente de la cama y me vestí de inmediato, luego me ocupe de la ropa de Tom, y arregle un poco el desorden de su habitación. Sonreí al ver el resultado y sin más me marche de ahí, ahora tenía más cosas en que pensar.

Conduje rápido sin rumbo, alejándome lo más posible de la ciudad, y termine por detenerme en medio de un bosque que encontré en el camino. Salí de mi automóvil y me trepe en un gran árbol hasta llegar a la cima observando el panorama desde ahí con toda la luz de sol sobre mí. Escuche los cantos de las aves y cerré los ojos, deseando de verdad estar muerto.

- ¿Problemas de apetito?- escuche de pronto y abrí los ojos viendo a mi lado derecho.

- No- exhale en un susurro- Gustav, que gusto verte- pronuncie medio sonriendo.

- Lo mismo digo. ¿Qué haces aquí?- inquirió mi amigo sentándose a mi lado en la rama del árbol.

- Yo debería preguntarte eso, ¿me seguiste?- exclame confuso.

- No necesariamente, te recuerdo que estas en mi territorio amigo- indico el sonriendo y yo asentí al recordar- ¿Qué te pasa?- cuestiono palmeando mi espalda.

- No sé cómo explicarlo- murmure abatido.

- Pues hace mucho que no te veía así, no desde...

- Si lo sé- lo interrumpí- desde que tuve que asesinarla.

- Ya, recuerda que fue lo mejor. Ella te adoraba, pero si seguían iban a sufrir más.

- Lo entiendo, yo también la estimaba demasiado. Pero esto es diferente, aunque a la vez es como si la historia se repitiera.

- Ah- exclamo Gus bajo- otro problema de romance.

- Algo así, pero esta vez... te juro que no quiero que termine así.

- Eso quiere decir que esto es más profundo. ¿Quién es la afortunada?

- ¿Cómo sabes que es por alguien?

- Se te nota, ya dime.

- Es...es por un chico.

Mi amigo de cabello rubio se quedo medio pasmado, luego se rasco la cabeza y luego me miro detenidamente.

- ¿Estás bromeando?- exclamo atónito.

- No, es enserio- dije sensato mirándolo también.

- Bueno, ¿entonces cual es el problema?- pregunto incrédulo- ¿a él no le gustas o qué?

- Esa es la cuestión, algo me dice que si y el también me encanta. Incluso- suspire- yo... yo lo tome- confesé agachando levemente la mirada.

- ¿Lo marcaste?- dijo interesado y yo afirme con la cabeza- oh, con razón. ¿Cuál es el inconveniente?

Entre sangre y amor Hay amoresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora