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En los primeros días de su carrera, Lando y Lilia eran inseparables

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En los primeros días de su carrera, Lando y Lilia eran inseparables. Ella era su mayor admiradora, siempre presente en las carreras, con una sonrisa radiante y palabras de aliento que lo impulsaban a dar lo mejor de sí mismo.

Juntos compartieron sueños de grandeza, pero a medida que el éxito llegaba, también lo hacían los desafíos que pondrían a prueba su amor.

En una cálida tarde de verano, después de una carrera llena de tensión y emociones, Lando y Lilia se encontraban en el garaje del equipo, rodeados por el bullicio de mecánicos y periodistas. El británico estaba eufórico por su victoria, pero su alegría se desvaneció al ver la mirada de decepción en el rostro de la castaña.

-lili, ¿qué pasa?-, preguntó Lando, preocupado por la expresión sombría de su novia.

Ella suspiró, apartando la mirada antes de responder.

-Nada, Lan. Solo pensé que después de la carrera podríamos haber pasado un poco de tiempo juntos, pero parece que estarás demasiado ocupado.-

La acusación en sus palabras cortó profundamente al piloto de McLaren, haciéndolo darse cuenta de lo descuidada que había sido con su Lilia últimamente.

-Lo siento, Lilia. No fue mi intención hacerte sentir así. Te prometo que compensaré esto. ¿Por qué no salimos a cenar esta noche? Solo tú y yo, como solíamos hacerlo.-

Lilia asintió, una sonrisa triste curvando sus labios.

-Está bien, Lan. Me encantaría eso.-

Pero esa noche,Lando se vio atrapado en una fiesta en la que los elogios y la atención de los demás lo alejaron una vez más de lili. Mientras ella lo observaba desde lejos, se preguntaba si alguna vez volverían a ser la pareja que solían ser, o si la brecha entre ellos se volvería demasiado grande para superarla.

Con el tiempo, la relación entre lando y Lilia se volvió cada vez más tensa, marcada por la distancia emocional y la falta de comunicación. Sus discusiones se volvieron más frecuentes, llenas de resentimiento y amargura por parte de ambos.

Y a medida que la brecha entre ellos se ampliaba, el británico se encontraba cada vez más absorbido por su carrera, dejando a su pareja a la deriva en un mar de soledad y desesperación.

Finalmente, en una noche oscura y tormentosa, la relación llegó a su punto de ruptura. En un arrebato de ira y frustración, Lando humilló públicamente a Lilia frente a sus amigos y colegas, dejándola herida y avergonzada ante la mirada de todos.

Destrozada por la traición de la persona que una vez amó, Lilia tomó la dolorosa decisión de alejarse de él para siempre, dejando atrás todo lo que habían compartido juntos aún con el dolor que eso le provocará hacerlo.

Pero el destino tenía otros planes para ellos. Mientras la chica regresaba a casa esa misma noche, el destino le jugó una trágica carta cuando un automóvil descontrolado chocó contra el suyo haciéndola ver todo negro por unos segundos y después de unos minutos de dolor arrebatándole la vida sin la oportunidad de decirle un último te amo a su amado.

Lando...

Era una noche oscura y tormentosa cuando Lando recibió la llamada que cambiaría su vida para siempre. El sonido del teléfono lo sacó de su sueño profundo, y al levantar el auricular, una voz temblorosa y llena de angustia lo saludó al otro lado de la línea.

-¿Hola?-, preguntó el chico una vez contesto, su voz ronca por el sueño.

-¿Lando? Soy charlotte, la mejor amiga de lilia- dijo la voz, apenas audible sobre el rugido del viento y la lluvia afuera. -lilia... ha tenido un accidente. Es grave...no despierta, y el doctor no me ha dado noticias desde hace rato, ya no se que hacer estoy demasiado preocupada...-

El corazón de Lando se detuvo en su pecho mientras absorbía las palabras de Charlotte. Un nudo se formó en su garganta, el miedo y la preocupación brotando en su interior como una ola furiosa.

-¿Dónde está? ¡Voy para allá ahora
mismo!- exclamó, su voz llena de pánico la imaginarse una vida sin su lili.

Charlotte le dio las direcciones del hospital y Lando colgó rápidamente, sin esperar a escuchar más. Con el corazón latiendo desbocado en su pecho, se vistió a toda prisa y salió corriendo hacia su auto, la lluvia azotando su rostro mientras conducía a toda velocidad hacia el hospital.

El trayecto se le hizo eterno, cada minuto que pasaba lleno de agonía y temor por lo que encontraría al llegar. Sus manos temblaban en el volante, el miedo retorciendo su estómago en nudos apretados mientras su mente corría descontrolada, imaginando lo peor.

Finalmente, llegó al hospital y corrió hacia el área de emergencias, su corazón palpitando descontroladamente en su pecho mientras buscaba desesperado a alguien que pudiera darle noticias sobre su pequeña lili. Vio a Charlotte parada en una esquina, su rostro pálido y los ojos llenos de lágrimas cuando se acercó a ella.

-¿Dónde está lilia? ¿Cómo está?- preguntó el británico, su voz temblorosa por el miedo que amenazaba con abrumarlo.

La chica lo miró con tristeza, su expresión diciéndole todo lo que necesitaba saber antes de que las palabras salieran de su boca, cuando porfin su voz le permite hablar con un temblor incontrolable en ella.

-Lo siento, lando. Lo intentaron todo, pero... Lilia no...no lo logró. Ella... ella se ha ido, ella ya no está con nosotros...ya no está
conmigo.- dijo la chica mirando a la nada aún sin poder asimilar el hecho de que su mejor amiga, que su pequeña hermanita ya no estaría a su lado y culpandose de que no la pudo protejer.

Un grito desgarrador y lleno de dolor se escapó de los labios de lando mientras el mundo parecía desmoronarse a su alrededor. Las lágrimas brotaron de sus ojos, mezclándose con la lluvia que seguía cayendo implacablemente del cielo.

Un dolor indescriptible se apoderó de su corazón, una sensación de pérdida y arrepentimiento que amenazaba con consumirlo por completo.

Se tambaleó hacia atrás, sintiendo como si el suelo se hubiera desvanecido bajo sus pies. Había perdido a su pequeña lili para siempre, ya no estaría ella para abrazarlo tras cada carrera, ya no la veria todas las mañanas preparando el desayuno y dándole los buenos días con un tierno beso de esos que solo ella sabia darle, ahora estaba solo, enfrentándose al vacío abrumador de una vida sin ella.

...

En medio de su dolor y su desesperación, Lando se aferró a la promesa que le había hecho a Lilia en su tumba, la promesa de honrar su memoria viviendo como ella lo hubiera querido. Aunque el dolor de su pérdida nunca desaparecería por completo, encontraría la fuerza para seguir adelante, recordando siempre el amor que compartieron y el legado que dejó atrás...pero Lando nunca más pudo encontrar el amor ya que para el en su corazón solo habia espacio para su pequeña lo Lili.

Formula 1 - One ShotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora