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LOGRÉ LLEGAR ANTES de que sonara el click del reloj para marcar la hora de salida.

La verdad es que estaba muy ansiosa en el camino al instituto. No quería llegar después del timbre, ya que no quería lidiar con mi hermano y sus regaños. Aparte de que me había dicho que no siguiera cerca de Joseph, cosa que no obedecí e hice lo que se me dió la gana. No podía hacer mucho. Es mi compañero de clases, es obvio que lo veré y tendré que compartir con él.

Lo que sí, no tenía excusa para poder justificar mi ausencia por acompañarlo al hospital.

Fue decisión mía. Podía haberlo evitado, pero me nació, de alguna manera, querer acompañar a la señora Bellanger.

Pero gracias a la buena suerte que me acompaña-la cuál, al inicio del día no mostró presencia-, logramos llegar unos treinta minutos antes de que acabará la última clase, por lo que el puesto vacío que se encontraba en el salón paso desapercibido por gente externa a mis compañeros.

Al llegar al instituto la enfermera Jeanne me dijo que tenía que ir de inmediato hacia la sala para no perder más tiempo de aprendizaje. Honestamente, no me importaba perder clase, ya estaba aburrida y no quedaba nada para que mis compañeros salieran del salón, pero ella refutó mi idea de inmediato diciendo que había prometido ponerme al día apenas tocara el piso de la escuela. Y así fue.

Cuando entre al salón todos me miraron expectantes esperando a que dijera algo. Varios empezaron a murmurar por mi desaparición repentina, ya que me había ido sin ninguna explicación. De igual manera no se las debía.

Incluso escuché algunas suposiciones sobre el causante de mi ausencia. Algunas muy tontas, otras no tanto.

Al profesor sabía porqué no había estado, o eso me hizo entender cuando me miró y me indico que me sentara sin hacer ningún interrogatorio. Al parecer ya se lo habían informado.

Ahora me encontraba sentada junto Annick quien me miraba exactamente igual cuando llegue del baño junto Joseph.

Se quedó un rato mirándome, como si a través de mi expresión pudiera descifrar la razón por la que no había estado la anterior clase. Al parecer se rindió, ya que suspiro y se acercó a mi para empezar a hablar.

—¿Dónde estabas?—preguntó curiosa.

Me quede mirándola un rato.

¿Será que siempre me preguntará lo que haga?

Pensaba si responderle o no.

Con Annick hablamos el rato que llevábamos en el instituto, y habíamos conjugado nuestros ideales bastante bien. Incluso planeamos juntarnos más adelante, pero eran simples ideas al aire.

La verdad es que tengo una necesidad inmensa de contarle lo que había sucedido respecto a mi ausencia en el salón, decirle lo vulnerable que llegue ver a Descamps, algo que posiblemente nunca más se verá, pero descarté esa idea, ya que era muy poco conciente debido a su condición.

Perderá un ojo.

Creo que no es el momento indicado para decírselo. Quizá en la salida se lo cuento.

—Te contaré luego, Annick.—digo secamente intentando dejar la conversación ahí.

No quería hablar de lo ocurrido ahora. Ni del accidente, ni del hospital, ni de Joseph.

𝗔 𝗟𝗜𝗧𝗧𝗟𝗘 𝗗𝗘𝗔𝗧𝗛 | Joseph Descamps Donde viven las historias. Descúbrelo ahora