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ANTES DE QUE llegará mi mamá de las compras del mes, estaba preparando unas tartas para unos amigos de mis padres. Mi padre casi todos los jueves, invitaba a sus amigos junto sus esposas a jugar bingo y beber algún trago de vino.

Usualmente no salgo tanto de casa, por lo que me dedico a cocinar postres. Las vecinas dicen que se me da bien. Incluso una de esas señoras vino un día de visita, me dió la idea de pasar por las puertas de las casas vecinas para vender algunos cuantos y de paso hacer unos tantos pedidos. El dinero en mi casa no faltaba, pero igual quería de vez en cuando darme unos gustillos gastando algo que venía de mi bolsillo y no de mis padres.

Todo iba bien, hasta que llega mi madre emocionada dejando la canasta en el suelo para poder acercarse a mi, mirándome como si estuviera a punto de darme la mejor noticia de mi vida.

—¿Sucede algo?—le preguntó luego de que se acercará a mi para tomarme de los hombros girandome para mirarla—Te ves emocionada, debió pasar algo bueno.

—Deja eso ahí y siéntate—me quita el uslero que tenía en mis manos, para luego acercarme un asiento que estaba a unos pocos centímetros—Me enteré de una noticia muy buena mientras estaba hablando con una vecina.

Sonrió mientras me siento y la miro—Así veo...—me acomodo en mi lugar para esperar la noticia que me tenía los nervios de punta de tanto suspenso que le ponia mi mamá al no decirla en ese instante—A ver, suéltala.

—¡El Instituto Voltaire será mixta!—soltó mientras me mostraba la portada en el periódico.

Una escuela mixta. Nunca antes visto.

La mire extrañada, pero al ver que está noticia—por alguna razón que desconocia— le emocionaba, decidí cambiar la expresión de mi cara.

—Guaau, que genial. Mi hermano tendrá compañeras—dije con un poco de sarcasmo. Esperaba algo más emocionante. Es una noticia, pero ¿qué tiene de buena? ni idea.— ¿Y que sucede con eso?

—Pensé que te emocionaría más.

Me levanté de la silla y agarre el uslero para empezar a amasar la masa que deje a medias por la interrupción de mi madre.

—Es que no se cómo me influirá a mi que esa escuela sea mixta—la mire unos momentos. Mi madre estaba con sus ambos brazos puestos en su cadera—Quizá mi hermano se pondrá más insoportable y ya, pero...

Pare de hablar un momento para relacionar algunas cosas.

Abrí un poco la boca para dar indicio de que seguiré hablando.

—A menos de que por fin se hayan dignado a meterme a una escuela.—respondí en broma mientras dirigía mi mirada hacia la masa para para empezar a amasar.

—Asi es, Céline. Te inscribiremos a este instituto—la mire rápidamente. Me estaba apuntando a mi y luego al periódico, en el cuál se veía un edificio bastante grande.

—Esto es una broma, ¿verdad?—dije sonriendo, mientras dejaba caer mi peso a una pierna para luego subir mi mano a mi cintura.

Me miró como si hubiera dicho lo más sencillo de la vida y yo no hubiera entendido.

Al ver que aún no le creía, continuó.

—Céline, TÚ irás a este instituto, ya es hora—resalto el Tú. Parecía casi como si fuera una obligación por el tono en lo que lo dijo.

Me di cuenta que no estaba bromeando.

He esperado a que dijeran eso hace mucho tiempo y que ahora lo hicieran no me generó nada más que molestia.

𝗔 𝗟𝗜𝗧𝗧𝗟𝗘 𝗗𝗘𝗔𝗧𝗛 | Joseph Descamps Donde viven las historias. Descúbrelo ahora