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TENIA TODO listo para el primer día de clases—el cuál sería en 2 días más—. La verdad, después de leer el libro de su historia y logros, me hizo convencer más de lo que creía. Tenía profesores diplomados por lo que sería bueno estudiar ahí. Es lo que, en parte, buscaba de hace tiempo, ya que no quería estar más tiempo estudiando en casa sola pero no lograba convencer a mis padres y ir a ese lugar serviría para salir de casa más seguido, aún que sea simplemente para ir a la escuela, me haría bien.

Se que es raro que yo haya estudiado en casa y que mi hermano no, pero mis padres lo decidieron así. Creían que yo necesitaba mayor supervisión que él, era extraño, si. Aún así, creían que por ser la niña y la menor, necesitaba mayor cuidado y ojo encima, pero ahora que se aburrieron de tenerme en casa, me mandan a una escuela mixta. O quizá, simplemente pensaron que ya estaba grande para estar estudiando en casa.

Mi hermano no tenía ni idea que entraría a su escuela. Según mi madre, se lo dijo esa mañana, pero no se ha acercado a decirme algo al respecto, hasta está tarde.

—Mamá me dijo que el lunes tendrías que venir conmigo al ingreso de clases—dijo mientras se apoyaba en el marco de la puerta de la sala de estar.

Levanto la mirada del libro que tenía entre mis manos y lo observo.

—Si, decidieron inscribirme, fantástico, ¿no?—sonrio irónicamente—Te podré vigilar—digo mientras levanto las cejas.

—Dejate de tonterías, Céline.—suelta molesto mientras entraba al salón.

Algo que odiaba de mi hermano, es que nunca podía hacer una broma con él. Para ser tan joven, era muy amargado. La verdad, creo que solamente era así conmigo, porque cuando salgo hacer cosas al pueblo, a veces me lo topo con sus amigos, y se ve contento. Debe odiarme o algo así.

—Tranquilo, solamente bromeaba—volví a dirigir mi mirada al libro—Dios, ni que tú vida fuera tan interesante.

Tras ese comentario, me respondió—De seguro la tuya es más interesante—soltó con ironía.

La mía no es ni la mitad de lo que sea de interesante su vida. Estudiaba en casa, no podía hacer mucho. Decidí ignorar, pero al ver que no le tome tanta atención, se acercó a los sofás del salón y se sentó al frente mío.

Me empezó a mirar fijamente hasta que me dignara a levantar mi mirada.

—¿Qué quieres, Antoine?—le respondo con un tono de pesadez ante la mirada de insistencia que sentía.

—Nunca has ido a una escuela.

Lo mire obvia—Nooo, en serio?—suelto con sarcasmo.

—Céline.—dice seriamente

No sé para que tanta seriedad.

—Bien—rodee los ojos al escuchar su tono de voz.

Al escucharme decir eso, continúa.

—Pero irás a la mía, así que necesito que sepas algo antes de ir.—dijo mientras ponía ambas manos entrelazadas en su regazo.

𝗔 𝗟𝗜𝗧𝗧𝗟𝗘 𝗗𝗘𝗔𝗧𝗛 | Joseph Descamps Donde viven las historias. Descúbrelo ahora