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HACE UNAS HORAS había terminado la clase de gimnasia. Ahora me encontraba con Michel y Simone en una banca mientras esperábamos que pasará el receso. Annick se encontraba en una banca a pocos metros de nosotras leyendo un libro, es por eso que no la quise acompañar, ya que parecía muy interesada en continuar su lectura, y probablemente tenerme a su lado podría hacer que se desconcentrara.

Michel y Simone estaban hablando sobre algo en lo que no tenía mi atención puesta, ya que otra cosa estaba rondando en mi cabeza.

Joseph.

Claro, él siempre se empeña en aparecer en mis mente, ya sea para pensar mal de él o para analizar los comportamientos que tiene conmigo.

Llevo mi mano al bolsillo del vestido. Ahí era donde había dejado el regalo que me había dado después de cambiarme.

Los saque y los observé mientras pensaba que hacer con ellos. ¿Me los comería? O simplemente, tendría que dejar de darle más vueltas al asunto y deshacerme de ellos. La verdad lo último, no quería hacerlo, pero sentía que debía. No debía aceptar regalos, que seguramente van con una mala intención—o eso quería pensar—, de alguien que únicamente se preocupa por él y por nadie más.

No quería botarlos. Era un regalo.

¿Será que Joseph Descamps es una buena persona que simplemente está fingiendo o se está divirtiendo en la escuela para satisfacer su ética? Esperaba que fuera eso en el fondo de mi ser, no quería llegar a pensar que simplemente molestaba porque su personalidad se basaba en ser el malo o el bully del instituto. Es probable que tenga algo de moral. Sabía que él puede tener otra personalidad con ciertas personas, lo ha mostrado un poco conmigo, pero no pareciera que son realmente algo genuino por parte de él. Era lo que sentía.

Puede ser que soy muy “dura” con él. Puede ser.

Lo más probable es que sea un simple juego para él y así reírse junto a sus amigos. Y está bien, no me molesta porque entre este tipo de juego, tenemos un trato.

A mí favor; no revelar nada sobre nuestra interacción. Y lo que él quería... se vería más tarde. Pero ese era nuestro trato. Confidencialidad entre nosotros.

—Céline, ¿tú que piensas?—guardo los chocolates en mi bolsillo, dejando atrás todo lo anterior para centrarme en la pregunta de Simone.

La miro apenada. No había escuchado nada de lo que habían hablando. Es posible que haya pensado que también estaba escuchando lo que sea que conversaban y por eso me pregunta mi opinión.

—Lo siento, Simone. Estaba pensando en otras cosas—hago una mueca—¿me repites la pregunta?

Sonrió—No te preocupes. ¿Crees que Annick es una celebridad?—dice ladeando levemente su cabeza.

—La verdad, no tengo ni idea.

Asiente moviendo la cabeza levemente pensando en otra cosa. Se queda unos segundos en silencio mientras mira hacia al frente.

—Céline.—dice otra vez, solamente que con un tono de voz como si hubiera descubierto algo.

—¿Si?

𝗔 𝗟𝗜𝗧𝗧𝗟𝗘 𝗗𝗘𝗔𝗧𝗛 | Joseph Descamps Donde viven las historias. Descúbrelo ahora