Me gustas

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Jul siguió a Jane a lo más profundo del bosque, de hecho, esa era una zona que Jul jamás había visto, era su primera vez estando allí.

—Jane… me duelen los pies. —Jul susurró suavemente, no quería ver a Jane molesta.

—Está bien, descansemos. —Jul embozó una sonrisa por eso y juntas se sentaron en un tronco caído. —Pasa tu pierna, te haré un masaje.

—Sí, gracias. —Jul levantó su pierna derecha y las puso sobre los muslos de Jane, y Jane le quitó las botas y después procedió a masajear. —¿Cuál es tu color favorito?

Jane la observó con una expresión confusa y Jul se avergonzó rápidamente. —No soy rara, solamente quiero conocerte mejor, ya que, somos amigas. —Jane seguía manteniendo esa misma expresión confusa.

—No soy tu amiga. —Jul se sintió triste cuando escuchó eso. —Y no pases los límites. —Eso preocupó más a Jul, quien se apresuró a decir.

—Lo siento, no te enojes, yo pensé… no te enojes ¿Sí? Solamente me quedas tú, no tengo a nadie.

Jul se sintió aliviada cuando vio que la expresión de Jane se suavizó. Tan aliviada que soltó un suspiro.
—¿Te molestan las preguntas? —Jul le preguntó, y Jane negó.

—Me molesta la palabra amiga, no me gusta. Recuerda, tú solamente eres mi objeto.

—Pero soy una niña… ¿Y tus padres trabajan en la ciudad, cierto? —Jul le cuestionó.

—Sí, venden objetos como tú. —Jane sonrió de una manera escalofriante, que incluso asustó a Jul.

—Pero mi madre dijo que tú padre es dueño de varias tiendas de perfumes y tu madre es una escritora muy famosa, de hecho, a mi madre le gustan sus novelas, pero dejó de leerlos, cuando ustedes vinieron a vivir aquí y supo de ti.

Jane levantó la cabeza y se concentró en ver cada expresión del rostro de Jul, y luego se rió a carcajadas, cuando se calmó explicó.

—Son apariencias flor, un perfumista y una escritora, ambos con enormes fortunas… humm, la fortuna se hace al vender objetos como tú. —Jane le volvió a explicar y Jul puso una expresión aterrada.

—¿Me vas a vender también? —Jane empujó la pierna de Jul molesta y luego se acercó y agarró fuertemente a Jul del brazo.

—No me compares con ellos, soy mejor que ellos ¿Y por qué te vendería? Me eres útil y es divertido tenerte cerca. —Jul puso una expresión de dolor y Jane soltó su brazo suavemente y luego acarició desde la cabeza hasta el rostro de Jul. —Mantén esa cara en perfecto estado, y yo te seguiré teniendo a mi lado.

Jane se levantó y Jul se puso la bota con prisa. Luego siguió a Jane y antes de llegar al lado de Jane, se tocó la mejilla donde antes Jane acarició con tanta dulzura.

«Me gusta Jane», Jul pensó y llegó al lado de Jane y siguieron caminando en la profundidad del bosque.

—¿Ves a ese conejo? No hagas ruido, esta cosa puede atraparlo rápidamente. —Jul observó como Jane se puso en una posición de disparo, se veía muy genial y experta en lo que estaba haciendo.

Jane disparó la ballesta y cayó al suelo debido a la presión y Jul miró como la cabeza del conejo fue atravesado por la flecha, sintió asco y tuvo ganas de vomitar, pero, fue a ayudar a Jane a levantarse.

—Lo hice perfecto, un día también harás algo genial como esto. —Jul asintió a lo que Jane decía y cuando vio como Jane se acercó a la presa y la agarró sin miedo, sintió más asco y le era imposible no vomitar. —Eres un asco, me acabas de arruinar el ánimo.

—No te enojes Jane… —Ni siquiera podía hablar, porque seguía vomitando, pero, tenía miedo de que Jane la dejara sola.

—Vamos al río, tienes que limpiarte. —Jane se puso en marcha y Jul corrió rápido mientras se limpiaba la boca, llegando al lado de Jane, evitó de todas las formas posibles mirar al conejo, que a cada paso que daba Jane dejaba gotas rojas en la nieve y así trazando un camino con sangre.

Y aunque el río quedaba algo lejos, por como Jane daba pasos largos, Jul tuvo que ajustarse y seguirle el ritmo. Cuando llegaron por fin al río, Jul estaba exhausta.

—Entra al río—, Jul hizo una expresión asustada luego de escuchar a Jane decir aquello. Era invierno y la mayor parte del agua estaba congelada, y si se metía obviamente moriría del frío. —Si no lo haces, regresa a tu casa ahora mismo y jamás vuelvas a buscarme. —Jul no pudo negarse y caminó con pasos temblorosos para meterse al agua. —Espera, quítate la ropa, si la mojas no podrás regresar en buen estado—, Jul regresó y obedientemente se quitó toda la ropa, quedando desnuda frente a Jane y eso avergonzó un poco a Jul.

Jul, comenzó a cantar una canción de cuna en su mente, en un intento de ser valiente y lanzarse sin miedo al abismo. Con solo tocar el agua con su pierna la sentía helada, y sin pensar más metió ambas piernas y ya comenzaba a temblar, pero, dejó el miedo de lado y siguió caminando hasta llegar en donde el agua casi le tapaba su cuello.

Jul tenía miedo, no sabía nadar y un solo paso en falso y se ahogaría. Y es como si el universo escuchará sus pensamientos, ya que, una pierna se enredó en algo y perdió el equilibrio.

—¡Jane ayuda! —Y mientras ella suplicaba, pudo ver como Jane permanecía quieta en el mismo sitio, observando como ella intentaba salvar su vida.

Y aunque Jul al final si pudo librarse y volver a la superficie, mientras se vestía no pudo dejar de pensar en la mirada desinteresada de Jane, esa mirada que parecía que no le importara nadie, Jul ansiaba ser importante frente a esos ojos, deseaba que Jane la mirara.

—¿Por qué no me ayudaste Jane? —Jane dejó de caminar y Jul también detuvo sus pasos.

—¿Por qué debería hacerlo? Un objeto no siente, no se queja y su dueño puede hacer lo que quiera con el. —Esa respuesta hizo que Jul se quedara sin que decir. —Como dije antes, puedes irte cuando quieras, odio obligar, si quieres te quedas y si no, largo.

Jane ya no lucía tierna a ojos de Jul, ahora mismo, Jane parecía más aterrador que los propios padres de Jul y eso le daba miedo a ella.

—Lo siento, no volveré a quejarme. —Eso fue lo único que pudo salir de la boca de Jul. Después de estar minutos viéndose las dos, entonces, cuando Jane escuchó esa respuesta, volvió a ponerse en marcha.

Sin embargo, Jul detuvo a Jane sosteniendo su abrigo. Jane arrugó sus cejas y Jul habló rápido para no molestar a Jane.

—Me gustas Jane, me gustas mucho.

—Entiendo—, esa respuesta fue dolorosa y Jul pensó que Jane no entendía a lo que se refería, así que, la dejó ir.

CaníbalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora