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Siempre hay dos versiones de la historia. Empezamos con la historia de Harry, pero:

¿Conocemos la historia de Draco? Yo creo que no muy bien.

El niño que no tuvo elección; pero como este desde que nació no hizo nada relevante para la sociedad, todos lo juzgaron. 

¿Qué pasó en realidad?

¿Por qué no la contaron?

Cuando Draco nació, todos estaban sorprendidos por su blancura; su cabello era casi incoloro, sus ojos parecían mercurio, pero a la vez se asemejaba al color de la luna llena.

Lucius Malfoy, la cabeza de la familia Malfoy, estaba demasiado orgulloso por haber tenido un hijo varón, un hijo que seguiría con el apellido Malfoy y con la pureza de la sangre, que de eso se encargaria el patriarca de la familia.

Draco fue creciendo con amor de parte de su madre, Narcissa Malfoy, y con disciplina de parte de su padre.

Si a la gente le preguntaran de Draco, dijeran:

— Es un niño mimado, egocéntrico, narcisista y superficial a su corta edad, sorprende su carácter tan fuerte.

Pero la verdad era completamente distinta; Draco era un niño, timido, amoroso, listo, amable tanto con magos, muggles y otros seres, pero su padre siempre le decía, "Si no ven lo que sientes, nunca tendrán la manera de lastimarte", así que aunque Draco tuviera el corazón roto, este nunca lloraría ante nadie, ni ante su madre.

Draco amaba a los animales, la astronimia y las pociones. Cuando cumplió 9 años, su padrino Severus Snape le regalo un laboratorio de pociones, este se encontraba dentro de un maletín. Durante los años que a Draco le faltaba para entrar a Hogwarts se la pasaba dentro de este practicando y estudiando. Este maletín siempre estaba en su recámara y era la forma de escapar de su casa sin hacerlo realmente.

Draco, al igual que Harry, era claustrofóbico. Cuando era pequeño, su padre cada vez que tenía un mal día, golpeaba a Draco con una varilla en los brazos hasta cansarse y lo encerraba en un cuarto pequeño. A esta recámara Draco la apodó como el cuarto negro, porque era tan oscuro que cuando salía de esta recámara sentía que se iba a quedar ciego de tan brillante que era el mundo.

Sin quererlo, Draco y Harry en un futuro se contarían la historia de su niñez, y llorarían al saber que los dos eran castigados y llevados al cuarto negro, de diferentes formas, pero ambos terminarían en lo mismo.

A Draco nunca le faltó nada, siempre tuvo todo lo que quiso, pero hubo una vez que Draco se dio cuenta de que era diferente al resto de sus amigos. Este era más delicado, le gustaban las flores y no le gustaba la tierra, prefería mil veces estar con un modista que jugando en la tierra y se dio cuenta de que no le interesaban las niñas, si no que los niños le parecían más bonitos, como le dijo su padre antes de que empezara a golpearlo.

Draco no entendía él por qué su padre hacía eso, si solamente dijo que Blaise era más lindo que Pansy. Fueron pasando los años y comprendió que a los niños le tienen que gustar las niñas, no los niños, que tenía que ser frío, jugar con tierra, etc...

Cuando Draco se subió a una escoba, la primera vez fue a la edad de los 8 años, días después de que su padre le llamara fenómeno y marica porque le dijo que le gustaría que Blaise le diese un beso como él y su mamá se los daban. Cuando dejó de tocar el piso con los pies y a elevarse, Draco se sintió en su hogar, como si toda su vida hubiera hecho lo mismo; desde entonces todos los días después de estudiar subía a su escoba y volaba por todo su patio.

Le encantaba la sensación de libertad que sentía al elevarse por los aires, el saber que cuando se subía a una escoba su padre estaba orgulloso. A Draco le encantaba esto, ya que no estaba en contacto con la tierra ni con nada que no le gustara y su padre era feliz viendo que un niño ahora sí se comportaba como niño como él decía.

Lamentablemente, Draco siempre intentaba enorgullecer a sus padres; su madre pocas veces llegó a regañarlo, pero siempre era por lo mismo: no era amable con los elfos domésticos que tenían en su casa. Pero su padre, Draco, siempre decía:

—Padre es muy complicado, nunca está en casa, siempre tiene que salir a trabajar, viaja mucho a Europa y a Centroamérica, muy pocas veces lo veo, pero cuando lo veo, lo único que hace es gritarme por cosas que hago mal.

Mentiría si dijera que la sra. Malfoy no estaba triste al escuchar esto, pero siendo sinceros, no podía hacer nada al respecto.

Draco creció como un niño de sangre pura normal, le enseñaron las tradiciones, tuvo tutores particulares en casa, entrenaba desde pequeño magia y le enseñaron modales, cómo comportarse y cómo bailar, pero Draco odiaba bailar; siempre se sentía incomodo cuando lo emparejaban con su mejor amiga Pansy Parkinson para bailar. Una vez Draco le preguntó a su mamá, que le estaba enseñando a bailar:

Madre, ¿por qué no puedo bailar con Zaza?

—Corazón, Blaise es un niño, los niños tienen que bailar con las niñas, no pueden bailar con otro niño.

—Qué mal, a mí no me gusta bailar con las niñas, me gusta más bailar con Zaza, él y yo bailamos siempre en mi cuarto.

Desde ese día le prohibieron a Draco estar con su amigo Zabini en su recámara, o estar solo.

Aunque en el mundo mágico se veía normal que una pareja de dos personas del mismo sexo, la mayoría de sangre pura seguía con la creencia de que eso era una atrocidad, ya que al estar juntos dos personas del mismo sexo creían que la sangre dejaría la pureza que tenía.

Con esas creencias creció Draco, pero su gran y mejor amigo de la infancia, Zaza, le ayudaría a darse cuenta que esto no estaba mal, que era normal si te gustaba alguien, no importara de quién se tratase.

El 31 de julio del año 1991, Draco llegó con Zaza a contarle que conoció a Harry Potter en el callejón Diagon. Le contó con todo esmero y emoción lo que pasó en la tienda de túnicas, y este le contó en una voz apenas audible:

—Es muy lindo Zaza, sus ojos son verdes, su cabello es muy negro y su piel resalta demasiado con su cabello. Es demasiado lindo y yo soy amigo de las personas lindas, así que es mi amigo. No lo dejaron venir conmigo, pero nos vamos a sentar juntos en el tren camino a Hogwarts.

—Dray, eso es asombroso, posiblemente yo también puedo ser su amigo.

—Si le enseñaremos de todo, vive con sus tíos muggles y no sabe nada de nuestro mundo.

-¿Enserio? No me lo puedo creer, como el niño que vivió no sabe nada de su mundo.

—Sí, es triste, no me dijo él porque no sabía; le voy a preguntar en el tren.

Después de eso se pusieron a jugar en sus escobas. Fueron pasando los días y de lo único que hablaba Draco era de aquel niño de ojos bonitos y pelo rebelde.

La noche antes de partir hacia Hogwarts, su padre habló con él.

—Draco, no quiero saber que andas jugando con las flores; quiero que impongas respeto, espero que hagas muy buenas alianzas allá, y te hagas muy amigo de ese niño Potter; en un futuro nos puede servir el que lo conozcas.

—Claro, padre, dijo Draco, con permiso todavía tengo que terminar de empacar.

Claro que era mentira; Draco nunca dejaría algo como eso para el último momento; en cambio se la pasó imaginando cómo sería ser amigo del niño más popular en el mundo mágico "HARRY POTTER".

NOTA

Hola que tal chicos, La verdad quiero agradecerles su apoyo, no creí que fuera a recibir este apoyo, lo más seguro que no publique nada hasta el fin de semana, pero haré lo que pueda. Este capítulo es más corto que los anteriores, pero solo quería contar una que otra cosa sobre Draco, más adelante se contará poco a poco su historia. Bueno, muchas gracias, chico de verdad y nos vemos en el siguiente capítulo.

Un paso a la vezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora