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Ambos, sin decir una sola palabra de lo que había ocurrido en la noche, se bañaron, claro, primero Malfoy, ya que Harry no quería que viera su cuerpo y lo viera como él se veía, se cambiaron y después de una hora que Draco pasó arreglándose el cabello, salieron del cuarto.

Pero antes de abrir la puerta, Draco tomó la mano de Harry. Este al voltear, no tuvo ni tiempo de hacer nada, ya que el más alto le había dado otro beso como el que le había dado un día antes.

—Ahora si vamonos.

Harry seguía con la cabeza en blanco, y así pasó toda la mañana. Seguía recordando la sensación de los labios de Draco sobre los suyos, no sabía por qué, pero quería que esa sensación durara más, no solo unos segundos, ya que apenas si se tocaban Malfoy se separaba.

Ese día cuando entraron a clase de Snape, este les dijo.

—Señor Malfoy, señor Potter, acompañenme.

Al recordar que le había dicho Draco, se intentó mantener calmado, y seguía recordando aquel beso que le habían robado. Harry, por andar en las nubes, como le estubieron diciendo sus amigos aquel día no se percato en que momento había llegado a otro salón de clases.

—Discúlpeme, profesor Flitwick. ¿Puedo llevarme a Marcus Flint un momento? 

«¿Flint? —pensó Harry aterrado—. ¿Flint sería el encargado de aplicar los castigos físicos?

Pero Flint era sólo un muchacho corpulento de quinto año, que salió de la clase de Flitwick con aire confundido. 

—Siganme los tres —dijo el profesor Snape.

 Avanzaron por el pasillo, con Flint mirando a Harry con curiosidad. 

—Aquí. El profesor señaló un aula en la que sólo estaba Peeves, ocupado en escribir groserías en la pizarra. —¡Fuera, Peeves! —dijo con ira el profesor. 

Peeves tiró la tiza en un cubo y se marchó maldiciendo. Sanpe cerró la puerta y se volvió para encararse con los muchachos. 

—Potter, Malfoy, éste es Marcus Flint. Flint, te he encontrado un buscador y un cazador.La expresión de intriga de Flint se convirtió en deleite. 

—¿Está seguro, profesor? 

—Totalmente —dijo el profesor con vigor—. Estos chicos tienen un talento natural y sería un error no meterlos al equipo desde ahorita.

—¿Es su primera vez volando? Preguntó Flint a los dos más pequeños.

Harry asintió con la cabeza en silencio, mientras que Draco negaba. Harry no tenía una explicación para lo que estaba sucediendo, pero le parecía que no lo iban a expulsar y comenzaba a sentirse más seguro.

—Atrapó esa cosa con la mano, después de un vuelo de quince metros, fue lo que me dijo la profesora McGonagall —explicó Snape—. Ni un rasguño.

—¿Alguna vez has visto un partido de quidditch, Potter? —preguntó excitado.

—Flint es el capitán del equipo de Slytherin —aclaró el profesor Snape

—Y tiene el cuerpo indicado para ser buscador —dijo Flint, paseando al rededor de Harry y observándolo con atención—. Ligero, veloz... Vamos a tener que darle una escoba decente, profesor, una Nimbus 2.000 o una Cleansweep 7.

—Hablaré con el incompetente profesor Dumbledore para ver si podemos suspender la regla del primer año.

El profesor Snape observó con diversión a ambos pequeños. —Quiero oír que se entrenan mucho, o cambiaré de idea sobre tu castigo. 

Un paso a la vezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora