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Estaba acostado, despierto, y como un día antes, estaba acostado en su cama con el niño Luna acostado en su pecho

 —Once y media —murmuró finalmente Draco—. Mejor nos vamos ya.

Se pusieron las capas, agarraron sus varitas,  y se dirigieron hacia la sala común; todavía brillaban algunas brasas en la chimenea, haciendo que todos los sillones parecieran sombras negras.

—Ya están aquí, se tardaron. Quedamos estar aquí a las 11:20, no 11:30. Dijo el pequeño Black

— Perdón, ya vamonos que se va a hacer tarde y la comadreja no se puede salir con la suya.

—Esperen —dijo Zabini; todos se detuvieron en la pared para salir de la sala común. —No creen que es muy raro todo esto, sabemos de antemano que la comadreja es muy cercana al vejestorio que tenemos de director.

— Y que zaza.

— Que puede ser una trampa, lo puede hacer para que nos castiguen diciendo que vamos a estar a horas prohibidas fuera de los dormitorios.

—Vamos, si nos dicen algo, podemos decirle a Snape que Draco hable con él después, le puede decir que nos provocó, o algo por el estilo.

Diciendo eso los cuatro pequeños niños con mas dinero del que pudieran imaginar se dirigeron al salon donde se esperaba que estuvieran los gatios como decia Regulus. 

—Ya te dije Zaza, tu madre le dijo a mi padre...

—Guarden silencio los dos —dijo Harry en tono cortante, ya que desde que salieron ese par no se dejaba de secretear y tanto regulus como Harry estaban molestos y se pudiera decir que hasta celosos—. He oído algo.

Era una especie de respiración.—¿La señora Norris? —resopló Regulus, tratando de ver en la oscuridad. No era la señora Norris. Eran los gemelos Weasley. Estaban los dos sentados en un escalon con un pedazo de papel entre las manos

—Hola chicos, Harry que tal. Pregunto Fred

—Que haces aqui Harry? Dijo George poniendose de pie un poco extrañado de ver a 4 niños a esas horas afuera de sus habitaciones.

—Por que tantas preguntas, si se pune que nosotros debemos hacer las preguntas.

—Bueno bueno, dejemos su chisme de señoras para otra ocasion quieren? tenemos que irnos. Dijo Zaza 

—Entonces caminen no podemos llegar mas tarde faltan 5 minutos para las 12, y no hemos llegado al pasillo, Dijo siguiendole la corriente Harry

—¿A donde van?

—Al salon de los trofeos Fred, con tu hermano

—Vamos con ustedes, el Barón Sanguinario ya ha pasado dos veces.

Draco miró su reloj y luego echó una mirada furiosa a Fred y a George.—Si nos atrapan por su culpa, no descansaré hasta aprender esa Maldición de los Demonios, de la que nos habló Quirrell, y la utilizaré contra ustedes

Se deslizaron por pasillos iluminados por el claro de luna, que entraba por los altos ventanales. En cada esquina, Harry esperaba chocar con Filch o la señora Norris, pero tuvieron suerte. Subieron rápidamente por una escalera hasta el tercer piso y entraron de puntillas en el salón de los trofeos.

Ronald y amigos todavía no habían llegado. Las vitrinas con trofeos brillaban cuando las iluminaba la luz de la luna. Copas, escudos, bandejas y estatuas, oro y plata reluciendo en la oscuridad. Fueron bordeando las paredes, vigilando las puertas en cada extremo del salón.

Harry empuñó su varita, por si Ronald aparecía de golpe. Los minutos pasaban. 

—Bueno su hermanito se esta retrasando mucho, tal vez se ha acobardado —susurró Abini dirigiendose a los gemelso.

Un paso a la vezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora