Indigente.

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—Mirá, te juro que si lo ves, te volvés loca —aseguró, asintiendo mientras miraba a su amiga a través de la pantalla—. El pibe era rubio, re bronceado, con unos ojos claros, boluda, era el más lindo que te cruzaste en tu vida entera —el grito de emoción de su amiga retumbó en el altavoz del celular—. Ni se compara con tu ex, boluda, este sí que te va a dejar loca, te lo juro.

—No pensé que realmente ibas a conseguirme un novio, posta —exclamó la morocha, enderezándose en su cama—. Paloma se va a morir de celos, te lo juro —la rubia soltó una risita—. En serio, flaca, vos sos la única que no miente acá.

—Bue, ya sabés, boluda —se encogió de hombros, haciéndose la desinteresada—. Soy la mejor.

—Sí, claro —asintió varias veces, con una mano agarró una de sus galletitas y frunció el ceño—. ¿Y qué onda con ese Josué, José...?

—Javier —corrigió, y luego suspiró acostándose en su cama, sosteniendo el celular para la videollamada—. Es un pelotudo, te juro que pensé que al menos iba a ser más piola tener a alguien conocido, pero ni en pedo quiero cruzármelo.

—¡Pero vos estabas re manija por verlo! —hizo un puchero mientras movía el paquete de galletitas—. Yo pensé que me ibas a decir que la pasaste re bien o algo así.

—Me cansé de correr atrás del pelotudo de Tintin, en serio, una vergüenza lo que pasó, Meli —la castaña se rió mientras negaba con la cabeza—. ¿Por qué te reís, boluda? Ese perro tiene como siete años y corre como si fuera un cachorro, me re maté corriendo detrás de él, ya no lo soporto más.

—Te dije que no había drama si lo dejabas conmigo —Martínez negó con la cabeza—. Encima de ser súper juguetón, si rompe algo, la que se va a hacer cargo vas a ser vos.

—Y sí —suspiró mientras hacía una mueca—. Una vergüenza total.

—Bueno, dejemos de hablar del perro —se acomodó mejor—. Contame cómo es Javier.

—¿Para qué querés saber de él vos?

—Mirá, por pura curiosidad nomá’—contestó Melissa, encogiéndose de hombros—. No es que me muera de ganas, pero ya que vas a estar viviendo con su familia un buen rato, ¿no está mal saber qué onda, no?

—No te creo ni en pedo, flaca —replicó la rubia frunciendo el ceño—. ¿Lo buscaste en Instagram, no?

La morocha se acercó más al celular.
—¡Mirá qué pibe lindo, boluda! —exclamó mientras sonreía como tonta—. Es el estereotipo de chabón que me gusta, después de los rubios, obvio.

—Qué boludeces decís, ¿eh? —se quejó mientras se pasaba una mano por el pelo—. Lo que tiene de lindo, lo tiene de gil.

—Qué onda igual —se quejó mientras negaba con la cabeza, luego se acomodó en su lugar—. Vi que tenía un montón de fotos de una rubia resaltadas —se acercó un cachito más al celular—. ¿Y esa mina quién es?

—La novia.

—¿¡QUÉ?! —exclamó sorprendido, Valentina soltó una risa ante su reacción—. Loca, está todo perdido —se dejó caer en la cama, haciendo que su celular también cayera, terminando apuntando al techo—. Uh, se me fue el celu. Pero bueno, tampoco puede ser que te caiga tan mal —dijo volviendo a tomarlo entre sus manos.

—Posta ya no lo banco más a ese boludo, se la re cree —dijo Valentina de golpe, enojada—. No sé, me tiene podrida.

—¿En serio? No me entra en la cabeza que alguien te ponga así, Valentina —dijo Melissa frustrada—. Contame posta qué pasó, ¿qué hizo?

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⏰ Última actualización: Apr 02 ⏰

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RUBIA TEÑIDA | Javier Gutiérrez / Matías Recalt Donde viven las historias. Descúbrelo ahora