SIETE

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— E-eh... nada tae, no hacíamos nada. —dijo tn algo nerviosa.

— ¿Se puede saber que haces aquí? —hablo tae serio y voz firme.

— Necesito hablar y aclarar unas cosas contigo.

— Los dejo a solas. —hablo jungkook alejándose de ellos y maldiciendo a taehyung.

Los dos hermano se sentaron en el sofá para así hablar más cómodamente.

— ¿Me explicas que sucedía aquí?.

— Ya te dije que no sucedía nada y, respecto a lo quería hablarte es que necesito que me digas la verdad y necesito que me confirmes lo que mis padres me dijeron esta mañana— dijo y a tae le cambio el rostro— ¿es verdad que no somos hermanos?.

— E-eh... ¿como lo sabes?...

— Enconces es verdad... ¿por que no me habías dicho la verdad? ¿por que no me dijiste que no tenemos la misma sangre? ¡¿por que, taehyung?! —dijo gritando y a punto de llorar.

— Tn, por favor cálmate ¿si?, prometo que te diré todo pero, cálmate —tn se quedó en silencio y limpio sus ojos — todo empezó.

Flash back

Hace 19 años (2005)

Eran las 4 de la tarde aproximadamente y el señor Kim aún estaba en su oficina cumpliendo su labor.

— Señor, hay una pareja que lo está buscando.

— ¿De quien se trata? —hablo el hombre viendo su papeles.

— No lo sé, son una pareja y dicen que es urgente hablar con usted.

— Déjalos pasar.

El hombre se recostó en su silla y la pareja se adentro a la oficina.

— Buenas tardes, señor Kim. — dijo el hombre que acababa de entrar.

— ¡¿Que haces aquí?!... ¿acaso no te di dinero para que te largaras?. —hablo el anciano levantándose de su silla con rabia.

— Estoy aquí por que una persona llego a mi casa amenazando me y queriendo matar a mi esposa y a mi hija... y de una vez le digo señor... —dijo el hombre llenándose de rabia— todos y cada uno de sus secretos serán revelados, soy la única persona que sabe todo lo turbio  que a hecho para llegar aquí donde esta.

— ¡No te atreverías! ... ¡sobre mi cadáver lo harás!. —grito el señor Kim con enojo.

— No sabes lo que seria capaz de hacer por mi familia. —hablo el hombre fríamente y apenas y movía sus labios.

El anciano sabía de lo que era capaz de hacer aquel hombre, sabía que tenía la sangre fría y todo lo malo corría por sus venas.

— Hablemos, ¿si? —dijo el anciano— prometo darte lo que quieras, lo que pidas con tal de que no hables, por favor te lo suplico piénsalo.

— Jamás imagine ver al grandioso Kim, suplicar —soltó una risa sarcástica.

— Hay momentos en los que lo amerita, te doy dos días para que lo pienses y...

— Sabes perfectamente que no necesito de tu protección y mucho menos de tu dinero sucio... —miro fijamente al señor Kim y sonrió— todo lo que tienes lo tienes por mi, yo era quien hacía en trabajo sucio mientras tu estabas detrás de tu escritorio dando órdenes en este desagradable lugar, te lavaste las manos con personas inocentes —miro a su esposa y dijo— ... Es mi turno de mover la reina.

Dichas esas palabras la pareja salió del lugar camino hacia su próxima parada cuando el celular del hombre Sonó.

En la llamada.

La debilidad del mafioso Donde viven las historias. Descúbrelo ahora