- Maca... - Él intentó pararme, pero yo no quería escuchar, no quería saber nada de lo que había pasado.
¿Qué se supone que tengo que pensar ahora de él?
Me acerqué a la puerta, lista para abrirla, pero justo antes de que mi mano tocara la puerta él me la agarró y me dio vuelta, obligándome a mirarlo.
- Dejame. - Aparté mi mano de su agarre, pero por alguna razón no me moví.
- Maca, dejáme explicar. - Dijo con tono suplicante. Pero yo no iba a caer en sus jueguitos.
- No me digas así. Y no pienso caer en tus juegos de niño bueno, Ronan. Yo me largo, no quiero seguir aguantandote ni a vos ni a tus estúpidas infidelidades. - Y con eso salí de la casa, pegando un portazo que yo creo que dejé sordos a los pobres abuelitos que vivían al lado.
Ronan y yo habíamos estado juntos por 4 años ya, empezamos a salir cuando yo tenía 14 y él 15.
Un día, cuando ya llevábamos 2 años, él me dio las llaves de su piso, y yo las del mío.
Aún no queríamos mudarnos juntos, sobre todo porque aún éramos demasiado jóvenes, así que simplemente intercambiamos nuestras copias de llaves. Yo me independicé rápido porque mis padres estaban pasando por una situación mala, y yo no quería ser una carga, así que decidí que iba a trabajar y estudiar a la vez para poder mudarme sola.
Y así fue, comencé a trabajar en una tienda vendiendo florecitas, mientras estudiaba para trabajar de lo que siempre he querido ser: Bióloga marina.
Estoy muy estresada, pero Ronan es mi única salvación y distracción. Bueno, al menos lo era hasta ahora.
El caso es que hoy decidí ir a visitarlo, y bueno, lo encontré en una situación bastante inusual. Quise darle una sorpresa, así que use sus llaves para entrar y no le avise de que yo iba a llegar.
Cuando entré, entré con cuidado para que no me escuchara. Cuando le ví, estaba hablando con una chica por teléfono . Yo no soy celosa, pero la hablaba de una forma muy cariñosa, muy gentil, muy dulce.
