El camino era recto, así que Hong Joong ya no necesitaba que Seong Hwa lo guiara por ese túnel. El príncipe, que tenía las manos fuertemente atadas con un nudo rápido pero resistente que Hong Joong había hecho con su cinturón, estaba siendo arrastrado hacia la salida. Sabía que tenían que salir de ahí, pero el eco de sus pasos y la respiración agitada de Hong Joong le estaban provocando mucho dolor.
—¡Corre más rápido! —gritó Hong Joong—. ¡Quiero salir de aquí de una vez! ¡¿Cuánto tiempo llevamos en este túnel? ¿Una hora? ¿Más?
Aunque Hong Joong no quería que Seong Hwa lo notara, ya que pretendía darle una imagen de hombre fuerte y resistente que podía atacarlo en cualquier momento, la verdad era que estaba cansado. Había hecho demasiadas cosas en un par de horas y además estaba cargando con un príncipe al que le costaba mantener el ritmo.
Pasado un rato largo, Hong Joong fue capaz de ver unas leves hileras de luz a varios metros. La esperanza de que esa era la salida lo hizo aligerar el paso.
Al llegar, se toparon con una puerta de madera que podía tener unos cuarenta o cincuenta centímetros de grosor y casi dos metros de altura, y Hong Joong no se encontraba en el mejor estado físico para moverla solo.
—No me puedo creer que te vaya a pedir esto —dijo Hong Joong mirando a Seong Hwa—, pero tienes que ayudarme a mover la puerta —Seong Hwa no contestó—. Oye, sé que entiendes lo que te digo, así que acerca tu hombro a la puerta y haz fuerza cuando yo te lo diga —Seong Hwa levantó las manos para que Hong Joong entendiera que le iría mejor hacer fuerza con las manos, pero él negó con la cabeza—. No soy estúpido. Si te suelto, me cogerás con fuerza, me tirarás contra la pared, pondrás tu boca en mi cuello y me chuparás toda la sangre hasta dejarme como una pasa.
Seong Hwa tampoco quiso contestar. Qué mala elección de palabras, pensó.
—Uno... dos... ¡tres! —los dos hicieron fuerza.
Habían movido la pesada puerta lo suficiente como para que la brisa fría les removiera un poco el pelo. Hasta ese momento, Hong Joong no se dio cuenta de cuánto necesitaba un poco de aire fresco.
—Vamos a hacerlo otra vez —dijo Hong Joong—. Uno... dos... ¡tres!
El cambio no fue significativo. Los dos estaban cansados. O lo conseguimos a la tercera o juro que lo mato aquí mismo estrangulándolo, pensó Hong Joong mirando de reojo a Seong Hwa.
—¿No eres un vampiro? ¿No tenéis una fuerza sobrenatural? ¡Pues úsala ahora mismo! —las cejas de Seong Hwa temblaron y asintió—. ¡Uno! ¡Dos! ¡Y tres!
Los dos usaron toda la fuerza que pudieron y poco a poco fueron sintiendo que más aire puro los rodeaba y la luz de la luna llenaba el lugar en el que estaban. No pararon de hacer fuerza durante un par de minutos, y así consiguieron abrir la puerta lo suficiente como para poder pasar y pisar, por fin, el bosque.
Hong Joong sonrió al salir de ese polvoriento y oscuro túnel. Se secó el sudor de la frente con una manga y se giró para coger otra vez a Seong Hwa. Pero cuando vio la expresión del príncipe, su cuerpo se detuvo. Hong Joong pensó, muy a pesar, que nunca había visto algo más hermoso en su vida.
La luz de la luna se posó sobre Seong Hwa e hizo que sus ojos brillaran. Él, que tenía la vista fija en el despejado cielo estrellado, sintió que podía llenar sus pulmones de esa luz que lo iluminaba. Pensó que estaba recibiendo un regalo por todo su sufrimiento durante años.
Seong Hwa giró la cabeza y miró a Hong Joong con agradecimiento. Hong Joong no sabía lo que significaba para él escapar después de tres años. No, Hong Joong no sabía lo que significaba para Seong Hwa ser rescatado.
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El sentimiento de estar vivo.
FanficHong Joong no entendía que un cuerpo cuyo corazón no bombeaba sangre, sin glándulas que pudieran emanar una mínima gota de sudor por lo frío que estaba, pudiera verse tan sofocado ante él. ¿Era alguna especie de poder que tenían los humanos sobre lo...