Puerta de Dimensiones

[Acto 1] Capítulo 12: Reunión de Dimensiones

(N/A: Si alguien nota un corte o una incongruencia en la trama deje un comentario, ya que wattpad me estuvo andando mal y me recortaba en pedazos la historia y perdí algunos párrafos).

Desde el punto más alto de Guinevere, Werner miró por encima de la barandilla y tuvo una desafortunada vista de todo el humo que se alzaba desde el área comprendida entre la primera puerta y el segundo nivel. Los hombres de Helga habían sido ciertamente meticulosos en su liberación de la ciudad. Afortunadamente, los disparos habían cesado, pero las montañas de cadáveres en descomposición que habían dejado tras su victoria apestaban más que los restos de gas mostaza.

Werner solo tuvo una visión completa de la destrucción de cerca, en su camino hacia el palacio, viendo cómo arrastraban cuerpos mutilados fuera de la ciudad y los llevaban hacia las llanuras. La única cosa que lo apartaba de aquellos pensamientos era la visión de los civiles perplejos que lo observaban a él y a su escolta mientras avanzaban, pero no podía evitar pensar que tal vez debería haber intentado detener la masacre. Sin embargo, nada habría podido detener a Helga.

"¡No se suponía que fuera así!" gritó Werner al cielo de un azul celestial. Donde él estaba, otro dios diferente escuchó sus gritos de angustia.

Al oír la frustración de su comandante, Salomon se acercó y puso una mano sobre su hombro. "No fue culpa tuya en absoluto, coronel. Querías salvar a esta gente, protegerla de nuestras armas. Helga fue quien mató a esas personas, así que no te culpes a ti mismo".

Werner le lanzó una mirada furiosa a su oficial. "¿Quién dijo que me estaba culpando por este desastre?"

"Estoy seguro de que ese pequeño estallido significa lo contrario, Werner."

¿Quién podría haber sabido que Helga aparecería? Werner ciertamente no lo sabía, no hasta que vio las explosiones en el horizonte, seguidas por todo el ejército de Helga marchando frente a ellos. Ver a todos esos uniformados negros enfrentarse a la Tercera Unidad le hundió el corazón de inmediato. Solo había una forma en que Helga podía haberlo sabido, y era a través de su informante, quien no había dado señales en un tiempo. No hacía falta ser un genio para saber lo que Helga haría con los espías.

"Será mejor que tengamos cuidado con lo que decimos, Salomon. Helga está en la ciudad ahora, y si se entera de que voy a reunirme con la Emperatriz cuando ella tiene un rango superior..."

"No creo que ella quiera siquiera reunirse con la Emperatriz. Tú eres el diplomático de todo el Cuerpo Tor, Werner. Esa es la explicación más probable, por eso sus hombres están fuera de la ciudad y solo una parte intenta igualar a la Tercera Unidad que ya está en la ciudad."

"También podría estar ocupada ejecutando lo que queda en el primer distrito. Esa es otra explicación probable."

"Si acaso, deberías preocuparte por tu superior en vez de por una niña con mal carácter."

En un instante, Werner cambió sus pensamientos hacia Rommel. No había habido noticias de Erwin desde que estableció el Castillo Dagonet como la base principal de operaciones. En su prisa, Werner olvidó que, literalmente, era un coronel rebelde, uno que no respondería en la cadena de mando. Todos sabían que el Zorro Gris odiaba la deslealtad, irónicamente para un ex rebelde, especialmente de sus oficiales escogidos. Werner simplemente esperaba que el telegrama que envió llegara al Mariscal antes de que se enterara de que uno de sus oficiales había liderado una misión rebelde.

"Coronel Werner," llamó Simo, quien estaba de pie junto a la puerta del gran palacio. "Los hombres en la puerta dicen que estamos listos para proceder."

Werner suspiró. "Finalmente, terminemos con esto."

***

En el salón del trono, cada noble y poderoso empresario se había reunido en las gradas o en los asientos, esperando con anticipación conocer a los extranjeros que venían de más allá de la Puerta. Guinevere no compartía su entusiasmo y en cambio permanecía en silencio en su trono, reflexionando sobre el tipo de exigencias que los Grises podrían imponerle. Su corte no ayudaba a calmar sus temores mientras discutían todo tipo de teorías sobre qué clase de personas eran, y ninguna de ellas sonaba pacífica.