9. Sorpresas te da la vida

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La canción se terminó y no pudo evitar aplaudir hasta rabiar desde bastidores, sin apartar la mirada del joven cantante, que sonreía agradecido a las fans allí reunidas que el aclamaban y gritaban lo mucho que le amaban.

"Afortunadas de poder gritarlo a los cuatro vientos"—pensó el productor suspirando.

Y no era el único. Desde un rincón del escenario, Tom se quitaba la guitarra sin dejar de mirar a Bill, quien debió de presentirlo, pues se giró en su dirección y su sonrisa se amplió.

Se la devolvió de inmediato, no pudiendo evitar suspirar al recordar que esa noche dormiría en sus brazos.

Imitando a sus compañeros de grupo, se sentaron todos juntos en un amplio sofá en el que la una mujer les hizo unas cuantas preguntas de rutina. Para cuando una nueva gira, que tal se sentían teniendo es fama siendo aún tan jóvenes... ¿estaba ya recuperado el cantante de su desmayo?

El silencio se impuso de repente. Nadie más sabía lo ocurrido aparte de Tom y el productor claro. Sin perder la sonrisa, el cantante asintió con la cabeza, tragando con fuerza antes de contestar.

—Solo fue un pequeño susto, nada más—dijo con un hilo de voz.

—Solo necesita descansar, y conmigo a su lado no le volverá a pasar nada malo—intervino Tom siguiéndole de la mano.

Se la apretó con fuerza para que sintiera su presencia, que pensara en sus palabras. A su lado solo conocería la felicidad...







Terminaron la entrevista y salieron del escenario despidiéndose del público con la mano. Tenían prevista una corta sesión de fotos antes de acudir a la fiesta prometida, que se haría en el mismo backstage.

Como ya prometiera David, sobre una larga mesa había un pequeño buffet del que fueron picando entre foto y foto.

Sentado en un rincón con el portátil sobre las rodillas, David les observaba, o más bien espiaba cada movimiento y gesto del cantante. Diría que se le veía más animado, y Tom era culpable de ello.

Les veía mirarse y echarse a reír sin venir a cuento, como si compartieran un lenguaje especial y secreto. No pudo evitar ponerse tenso al ver como el Tom retiraba a un lado el pelo de Bill mientras el fotógrafo inmortalizaba ese momento. Estaban posando como si nada, y el pelo del cantante estorbaba. Tom no tuvo ningún reparo en apartárselo a un lado sin perder la sonrisa en ningún momento.

"¿Qué demonios estás pensando"?—se riñó David resoplando—"Solo es su hermano, ni que hubiera algo ente ellos...."

Se echó a reír de su propio pensamiento, carraspeando al ver que todas las miradas recaían en él. Los demás debían pensar que estaba loco poniéndose a reír el solo y por nada.

La sesión terminó y los chicos aplaudieron entusiasmados. En unos minutos les recogerían un coche para llevarlos a la fiesta. Mientras terminaban de retocarse, David se acercó al cantante, al que pilló solo delante de la mesa del buffet.

—Bill, estaba pensando...—comenzó a decir en voz baja.

— ¿Si?—le animó a seguir Bill con una sonrisa.

No puedo evitar fijarse en ella y olvidar lo que le iba a decir.

"Estaba pensando en llevarte a la cama y desnudarte con una sola mano"—pensó David con ironía.

— ¿David?— llamó Bill preocupado.

—Ah...perdona. Quería decir que pensaba que a lo mejor no estás para fiestas, y si quieres podemos volver juntos paseando al hotel—dijo David sin aliento.

—Me apetece mucho ir—contestó Bill sin pensárselo ni un segundo.

— ¿Estás seguro? Aún es muy reciente lo de nuestro hijo y no sé....

—Cállate—pidió Bill con dolor.

Alzó la mirada con miedo a que alguien les hubiera escuchado, más si era Tom. Pero por suerte todos estaban ocupados en sus cosas y nadie se había enterado. Cogió con brusquedad al productor y se lo llevó a un aparte.

—Nunca más vuelvas a mencionar al bebé—exigió Bill en voz baja.

—Solo pensaba en tu bienestar—se defendió David.

—No volvamos a lo mismo—pidió Bill con cansancio—Ya te dije que fue solo una noche y te he pedido perdón por usarte. Las consecuencias....mejor olvidarlas.

Le soltó al instante al ver que Tom les miraba. Logró esbozar una débil sonrisa y se le acercó, permitiéndole que le ayudara a ponerse la cazadora.

— ¿Ha pasado algo?—preguntó Tom sin perder un minuto.

—No, nada—contestó Bill con brusquedad.

Pero no le podía engañar. Tom le giró con suavidad y estudió su rostro, donde un gesto de dolor se lo recorría de arriba abajo.

—Sé que ha paso algo, y que no me lo quieres contar—empezó a decir Tom—No te voy a obligar, David y tú habéis compartido algo y eso por mucho dolor que me cause lo tengo que aceptar.

—Él...necesitaba hablar—explicó Bill por encima.

Tom asintió en silencio, sabía que no le estaba contando todo. Seguro que el productor dijo algo que le hizo daño, no encontraba otro motivo para su estado.

—Venga, nos vamos al hotel—dijo Tom con firmeza cogiéndole una mano.

—Pero, la fiesta.... —empezó a decir Bill negando con la cabeza.

—Tú eres más importante, y estás a punto de venirte debajo de un momento a otro—dijo Tom sin soltarle—Vamos al hotel, te acuestas y descansas. Dejaremos lo nuestro para más adelante.

Sabía a lo que se refería. Esa noche había quedado para dormir en sus brazos, pero por culpa del productor no estaba con ánimos. Asintió en silencio y esperó mientras Tom contaba a los demás que no se sentía bien y que le acompañaba al hotel.







Tras despedirse de sus compañeros con una sonrisa, se montó al coche que le llevaría de vuelta al hotel, con Tom sentado al lado. Nada más llegar subió a su habitación y se paró ante la puerta.

—Llámame si me necesitas—pidió Tom con una sonrisa.

—Puedes quedarte, procuraré no estar triste—susurró Bill sin mucha convicción.

—No digas nada, necesitas tiempo y espacio. Y nosotros tenemos toda la vida por delante—dijo Tom negando con la cabeza.

—Siento estropearte la noche—se disculpó Bill con pesar.

Tom suspiró y miró a ambos lados. Tras asegurarse de que no había nadie, se inclinó y rozó brevemente sus labios. Se separó con esfuerzo y le vio entrar en la habitación, dando media vuelta y entrando él en la suya.

Tras desnudarse y ponerse el pijama, se desmaquilló y peinó para librarse de toda esa laca que se había echado horas antes. Con el pelo liso cayéndole por los hombros, salió del baño y apagó la luz.

Desde donde estaba entraba la luna por la ventana y podía ver en medio de la gran habitación su solitaria cama. Suspiró y caminó descalzo hacia ella, deteniéndose cuando llamaron a la puerta.

Corrió a abrirla con una sonrisa, tal vez alguien había cambiado de idea. Giró el manillar y antes de que pudiera a hablar sus labios fueron apoderados por otros que le besaron con una pasión intensa.

—Tom...—suspiró contra ellos.

— ¿TOM?—repitió la otra persona con sorpresa.

Solo y sin tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora