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—¡Llegué!— Cerré la puerta y dejé mis llaves y bolso en la mesita de un lado.
—¡Estamos en la cocina!— Escuche la voz de mi madre.
Camine hacia haya y pude ver qué metían algo al horno.
—¿Que cocinaron?, huele muy bien.— Me recargue en la barra.
—Hice lasaña, me pareció buena idea cocinar algo el día que estoy aquí, además tú abuela te tiene una sorpresa.— Respondió.
—¿Una sorpresa?.— Fruncí un poco el ceño y sonreí ligeramente.
—Asi es mari.— Dijo la mayor y se alejo de ahí para ir a la sala. —Ven.—
Me acerque a la ventana en donde estaba y me pare a su lado.
—¿Ves ese carro que está haya enfrente?.— Dijo apuntando un lindo convertible color negro.
—Si, ¿Tenemos nuevos vecinos?— pregunté lo primero que se me vino a la mente.
Negó. metió una de sus manos en el bolsillo de su falda y saco unas llaves que puso frente a mi cara.
—Es tuyo.— Tomo mi mano y puso las llaves en esta.
—¿Que?— Pregunté en shock.
—Tómalo como tú regalo de cumpleaños atrasado.— Dijo con una sonrisa
—Cómo que regalo de cumpleaños atrasado abue, me diste mi regalo en mi cumple.— Mi voz salió temblorosa y mi mamá se acercó a nosotras.
—Desde hace días me estaba diciendo lo de comprarte un auto, y es cierto que lo necesitas, sales tarde del trabajo y no me fío mucho de que vengas en Uber, además yo casi nunca estoy en la casa y que tengas un auto hace que me sienta un poco mas segura.—
—Pero no era necesario.— Algunas lágrimas resbalaron por mis mejillas.
—No llores mi niña, por qué no mejor me llevas a comprar unos estambres y así lo estrenamos.— Sugirió. Puso un mechón detrás de mi oreja y limpio mis lágrimas.
—Muchas gracias abuela.— La abracé.
—Ustedes vayan, yo me quedaré a ordenar un poquito la casa, además tengo que cuidar la lasaña.— Asentí, me separé de mi abuela y tome mi bolso para salir de casa junto a ella.
Tal vez sea el momento para contarle lo de Alex.
Habia llevado a mi abuela a una tienda donde vendían todo tipo de estambres y cosas para tejer, le compré todo lo que había puesto en una cesta, al principio se negó pero después de insistirle durante varios minutos se resigno y me dejo pagar, era lo menos que podía hacer después de recibir un auto de su parte.
Al terminar de comprar eso fuimos a una cafetería, era un día algo caluroso así que nos decidimos por pedir un par de limonadas.
—Bueno, ¿ya me piensas contar por qué tenías los ojos rojos está mañana?— Dijo después de darle un trago a su bebida. —A tu madre la habrás engañado con ese cuentito de no dormir pero yo sé muy bien que no fue eso. ¿Es sobre Alex verdad?.—
Baje un poco la mirada y asentí.
—Ayer iba a enviarle un mensaje para decirle que quería hablar con el pero...— Deje de hablar en cuanto sentí el nudo en la garganta gracias a los recuerdos de la noche anterior que habian llegado a mi mente.
Carraspee y le di un trago a mi limonada.
—Tenía llamadas suyas perdidas, eran muchas y el nunca insiste tanto, así que decidí llamarlo para asegurarme de que estaba bien y en caso de que si contarle, pero me contesto una chica, pense que tal vez seria la novia de alguno de sus amigos, pero esa idea se fye de mi cabeza cuando me dijo que estaba intentado algo con el, y que me olvidara de alex y no lo buscara por que no iba a volver a lo que fuera que tuviéramos.— limpie las lágrimas que habían salido y mire a mi abuela, está ya se encontraba viéndome con una cara de tristeza. Me removí en mi asiento.
—¿Y tú crees que sea verdad?— Preguntó.
—No se ni que creer abuela.— Coloque mis manos en mi cabeza y suspiré intentando controlar mi llanto.
—Es extraño pensar que Alex hizo eso, siempre fue un buen chico.— Nego y soltó un suspiro. —Bien dicen que nunca terminas de conocer a las personas.—
—Pense que me queria abue, por un momento idealice que podríamos ser una familia.— dije entre sollozos.
Ella solo hizo una mueca y se paró de su asiento para darme un abrazo el cual correspondi al instante.
