❝𝐀𝐫𝐞𝐧𝐚 𝐲 𝐒𝐚𝐥━━━━𝐏𝐚𝐛𝐥𝐨 𝐆𝐚𝐯𝐢❞

020.

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Alma.

La tarde se presentó radiante, y la idea de explorar una biblioteca local parecía un plan perfecto. Pablo y yo caminamos por las calles de Ibiza, disfrutando del aire fresco y del bullicio de la ciudad. La biblioteca, un edificio antiguo con un encanto especial, nos recibió con puertas abiertas.

Al entrar, el silencio envolvía el lugar, y el olor a papel antiguo y madera me hizo sentir como si estuviera en otro mundo. Nos perdimos entre estanterías repletas de libros, y cada rincón parecía contar una historia.

—Mira esto —dijo Pablo, sacando un libro de la estantería y hojeándolo—. La historia de la literatura en Ibiza. Suena interesante.

—Definitivamente —respondí, sonriendo. Me encantaba ver cómo su curiosidad brillaba al descubrir nuevos temas.

Mientras recorríamos las secciones, nos encontramos en un rincón apartado, rodeados de libros de arte y fotografía. 

La luz suave que entraba por las ventanas creaba un ambiente acogedor. Nos sentamos en un pequeño sofá, sumergidos en conversaciones sobre nuestras lecturas favoritas.

Después de un rato, Pablo se volvió más serio y me miró con intensidad.

—Alma —dijo, su voz baja y casi un susurro—. ¿Te gustaría... tener algo más? ¿Como, ya sabes, algo sin que nadie nos pille?

Me quedé sorprendida por la pregunta. Mi corazón empezó a latir más rápido mientras reflexionaba sobre sus palabras. 

La cercanía, la química que habíamos compartido, y la intimidad de ese momento me hicieron sentir una mezcla de emoción y nervios.

—¿Te refieres a tener sexo aquí? —pregunté, sintiendo cómo la adrenalina corría por mis venas.

Pablo asintió, con una chispa traviesa en los ojos. —Sí, en este lugar, rodeados de libros y secretos además anoche dijiste que te gustaría 

El lugar estaba prácticamente vacío, y la idea de compartir un momento tan intenso en ese rincón íntimo de la biblioteca me pareció irresistible. Sin pensarlo más, tomé su mano y lo miré.

—Vale, vamos a hacerlo.

Con una sonrisa cómplice, nos movimos hacia el rincón más apartado. Asegurándonos de que no había nadie cerca, nos acomodamos, y la tensión entre nosotros creció. 

Pablo se acercó, y nuestras bocas se encontraron en un beso que encendió cada uno de mis sentidos.

El mundo exterior desapareció mientras nos perdíamos en la calidez de ese momento. La suavidad de sus labios, la firmeza de su abrazo, todo se sentía tan correcto. 

El empezó a bajar su mano por dentro de mi pantalón acercándose a mi entre pierna haciendo que yo echada mi cabeza para atrás y soltara un pequeño gemido al cual el lo callo con un beso.  

La conexión que teníamos se hizo más fuerte, y nos dejamos llevar por la pasión del instante.

A medida que nos sumergíamos en ese momento, el tiempo se detuvo. Era como si estuviéramos en nuestro propio mundo, donde nada más importaba. 

Su mano fue cada vez mas rápido en mi centro haciendo que llegara al orgamos y eso me hizo gemir casi en la boca de Pablo.

La adrenalina, la emoción y la cercanía hicieron que todo se sintiera perfecto.

Finalmente, cuando todo se calmó, nos encontramos abrazados, con las respiraciones entrecortadas. Miré a Pablo, y sus ojos brillaban con satisfacción y alegría.