Reencuentro

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Después de haber escrito una carta que sabía que definiría el rumbo de su vida desde ese momento en adelante, Terry había pasado los últimos 3 días casi sin poder dormir, la angustia y el nerviosismo de saber si recibiría una respuesta pronto no lo habían abandonado.

Desde que depositó aquella carta en el buzón, su mente no había parado de dar vueltas, cuestionándose si las palabras que había utilizado eran las correctas o si había sido mejor una carta que una visita.

Candy, aún te amo tanto, nunca pude sacarte de mi corazón ni de mi mente, me he aferrado a ti, a tu recuerdo, es lo único que me ha permitido seguir viviendo. Quisiera creer que sientes lo mismo por mí, con esta misma intensidad... Daría lo que fuera por tenerte ahora aquí conmigo

Un viernes a las 9 de la noche luego de repasar unos guiones, mientras estaba recostado en su cama, el joven se levantó como si algo lo hubiera golpeado.

No puedo seguir así... No soportaré hasta recibir una respuesta... Tengo que verte Candy... Necesito verte, aunque sea solo una vez más... Quiero que me escuches, quiero que sepas todo lo que siento por ti... No me importa lo que decidas ahora...

Con esta nueva resolución en mente, el muchacho tomo su decisión, tenía que llegar cuánto antes al Hogar de Pony, había estado una sola vez en aquel lugar,  cuando era mucho más joven, sabía que allí la encontraría, Albert le había comentado aquella vez que se encontraron en una fiesta, que ella seguía trabajando y viviendo ahí.

Esa misma noche decidió empezar a empacar una maleta pequeña, dejó una carta y una nota para que su ama de llaves la entregue al teatro, notificando que estaría fuera de NY por 5 días, que había tenido que salir por una emergencia.

Era verdad, para él era una emergencia, esta situación significaba para él el rumbo de su vida.

Su corazón había empezado a latir desbocado desde que había iniciado su plan, porque ahora con toda certeza sabía que la vería, la tendría tan cerca nuevamente. Esto lo emocionaba pero también lo aterraba, cómo lo recibiría ella? También reaccionaría como él?

Albert le había dicho que pensaba que ella aún sentía amor por él y en un acto de complicidad, le había enviado el diario de ella. En cada palabra que leyó de ese diario sintió como su corazón se llenaba de amor y ternura al conocer cómo ella se había enamorado de él, pero no quería ser pretencioso y pensar que ella seguiría con los sentimientos a flor de piel como en su diario, la verdad era que los años habían pasado, ahora eran adultos y ya no adolescentes, y él que sentía que la vida nunca le había sonreído no quería ilusionarse demasiado aún. Decidió que iría a verla con humildad, dispuesto a aceptar sea cual sea su decisión final, solo con verla una vez más y saber cómo estaba podría bastar para él.

Su cuerpo se movía por sí solo, su mente había volado a todos sus recuerdos para motivarse a continuar, sentía que no era él quien controlaba sus actos, era como si hubiera sido poseído por una fuerza extraña, continuó alistándose con rapidez, terminó de empacar, de escribir su carta para el teatro y salió con total convicción hacia la estación de trenes.

Tomó el primer taxi que encontró y llegó a la estación rápidamente, al llegar sintió que el destino se alineaba a su favor y pudo encontrar un ticket disponible que saldría en 10 minutos, el cual le permitiría acercarse a la mujer de su vida.

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Durante todo el viaje no dejó de pensar en ella ni un solo momento, no la había visto en tantos años, sus recuerdos aún eran los de una Candy adolescente, la vio en su mente con su uniforme del colegio, vestida de Julieta, como enfermera y cuando fue a visitarlo a NY...

Luna de mielDonde viven las historias. Descúbrelo ahora