V

358 42 2
                                    

Giyu caminó en dirección a su Finca, con el niño en brazos.
Si lo comparaba con alguno de los niños que había visto antes, podría decir que incluso, era más pequeño de lo que debería.

Se perdió en sus pensamientos por un rato hasta que noto un suave olor a comida. Sonríe en su interior y apresuró el paso hacia su Finca.

Cuando entro, su mejor amigo lo recibió, casi tirando lo al suelo.

—¡Yu'! —gritó el peli salmón cuando se levantó. Su mirada se paso por los brazos del azabache y notó al niño—. ¡Yuuuuuuuuuu! —jadeo con sorpresa—. ¿De dónde salió este mocoso?

—No le digas así, Sabito —Dijo con seriedad el azabache. El peli salmón gruño por lo bajo.

—¿De quién es? —preguntó molesto el contrario.

—Es mío. —respondió sin dudar Tomioka.
Sabito gruño.

—¡¿Con quién te acostaste, Tomioka?! —gritó-jadeó el más alto.

—¡Con nadie! —exclamó alterado.

Sabito le miro, conteniendo falsas lágrimas de traición.

—¡Giyu, debíamos ser vírgenes hasta encontrar a nuestra mujer ideal! —gimió lleno de dolor, Giyu soltó un jadeo y negó con velocidad.

—¡No, no, no me he acostado con nadie, Sabito! —aseguro el azabache, conteniendo algunas risitas.

—¿Y de dónde vino este niño? —cuestiono con extrañeza.

Giyu suspiro. Bajo la cabeza y la volvió a subir, después, procedió a contarle toda la historia a Sabito. Desde cuándo iba a hacer su revisión hasta donde decidía adoptar al niño.

Sabito suspiro, derrotado.

—¡Ay, Giyu! —exclamó con desinterés—. Que si no me decías pensaba que te habías acostado con una cualquiera. Además, este niño no se parece en nada a ti. El es... Feo. —gruño el peli salmon.

Giyu le miro mientras una vena se marcaba en su sien.

—¡No le digas feo! —Giyu se lanzo con una mano a golpear las mejillas de Sabito.
El peli salmón soltó grititos, más de risa que de dolor.

—¡Vamos, Yu', admitelo, es horrendo! —Exclamo riendo.

—¡No, no lo es! —recalco el azabache con enfado. Se alejo de Sabito y acomodo al niño entre sus brazos—. Es hermoso...

—Y bueno, ¿Cómo se llama? —preguntó, cruzándose de brazos.

Giyu lo pensó.

—Mmh... No lo sé —explico con serenidad el azabache. Suspiro y una lucesita iluminó sus ojos—. ¡Ya se! Se llamará ¡Hito!

Sabito suspiro.

—No, no lo vas a llamar así.

—Tienes razón... —asintió.

Ambos se quedaron en silencio por un rato. Giyu se quedó pensando por un rato, dudando entre miles de nombres.

—¿Y si lo llamo... Tanjirou? —preguntó, con algo de duda en su voz.

—¿Tomioka Tanjirou? —pensó por un momento Sabito, después, sonrió y asintió—. ¡Suena bien!

He is my son, not yours Donde viven las historias. Descúbrelo ahora