Capítulo 40

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...

—¿P-puedo hacer algo? —Yujin tartamudeó. 

—¿Ha ayudado alguna vez en el parto de alguien? 

Negó con la cabeza. La señora Mina se rascó la mejilla mientras pensaba rápido.

—Escuche bien. Vaya a la cocina y traiga más paños limpios y agua caliente. Que Jungwon vaya por cubetas de agua al pozo y que te ayude. Y que el espadachín vaya a conseguir la ayuda de una partera. 

—Mejor yo voy por la partera, a mí me conocen mejor aquí. 

—Como desee, pero por favor vaya ya —casi que ordenó luego de escuchar los quejidos de la reina Wonyoung. 

La adrenalina se apoderó del cuerpo de Yujin y salió corriendo de allí. Tan rápido como pudo, le dio indicaciones al par de hombres de lo que tenían que hacer, mientras ella corría a pedir ayuda. No fue nada difícil ya que conocía a las personas adecuadas. Cuando lo solicitó de hecho recibió ayuda de más manos de lo que esperaba. Tres mujeres mayores que ella por veinte años le ayudarían. Se dieron prisa. 

Al llegar, las mujeres se lavaron bien las manos con el agua caliente y se adentraron a la habitación de la reina. Yujin estaba que sudaba de los nervios. No podía mantenerse quieta, así que fue a ver a los chicos en la cocina. Se sorprendió al ver el desastre que habían hecho. No sabía si sorprenderse o reírse de ellos. 

—Son terribles asistentes —les fue sincera riendo. 

—Es que nunca habíamos hecho algo así con tanta presión, majestad. Ni siquiera yo en mis primeros años de entrenamiento —revela el espadachín. 

—Yo aprendí a mantener encendido el fogón —dice orgulloso el príncipe. 

—Claro, y por eso estás todo lleno de ceniza negra en la cara.

—¿De verdad? —sorpresa en el rostro de Jungwon. 

Yujin se burló otra vez. 

—Sólo puedo ver tus ojos blancos y tus dientes al hablar. 

—Ya, ya —Jungwon se sentía avergonzado—. ¿Y que tú no deberías estar allí dentro, hermana? 

—Es que ya lo intenté, pero me asusté y me echaron de allí. 

Ahora fue el turno de su hermano menor para reírse. 

—Que boba. 

Abos se sacaron la lengua de manera infantil. Luego de eso hubo un largo momento en el que las mujeres dentro de la habitación ya no les pedían nada a los de afuera. Se escuchaban los gemidos y gritos de dolor de Wonyoung. Yujin estaba que se quería morder hasta las uñas de su hermano, pero lamentablemente ya no tenía tampoco. 

—¡Yujin! —se escuchó el grito de la reina. 

—Te hablan, hermana, ve ve — con los nervios igual de agudos, Jungwon empujó a la mayor hacia la habitación. Era como si se le hubieran enramado los pies al suelo. Entró. 

—Quiero que vengas aquí —ordena la reina. 

—Sí enseguida —voló hacia su costado izquierdo. 

—El bebé está saliendo —dice una de las mujeres mientras Yujin se acomodaba. 

Wonyoung tomó la mano de Yujin mientras pujaba lo mejor que podía. La mano de Yujin estaba siendo estrangulada, pero la adrenalina no le permitía sentir el dolor. 

—Vamos Wonnie, tú puedes —le da aliento. Entonces su mano fue apretada con más fuerza. Esta vez Yujin sí sintió una punzada, pero no importaba, tenía que aguantarse porque su esposa estaba teniendo un dolor muchísimo más fuerte que el que cualquiera pudiera experimentar. 

La Última Voluntad del Rey (Annyeongz)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora