Capítulo 6

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La mañana siguiente, Yujin decidió salir a dar un paseo por aquellos jardines que había visto en el primer día en el que llegó, para su sorpresa, la reina estaba por allí admirando un estanque. 

—Buen día, reina —la saludó. 

—Majestad —Wonyoung reverenció. 

—Es muy lindo este jardín, ¿no? ¿A usted le gusta? 

La reina dudó por un momento entre contestarle bien o mal al rey, pero no quería enojarse tan temprano.

—Es acogedor —responde—. Veo que usted viene más... aseado —menciona recordando el desastre que era él ayer. 

—¿A qué se refiere?

—Olvídelo —la reina ocultó su media sonrisa y mostró más seriedad en su rostro. 

—Esa flor es hermosa —señala Yujin—. Me gusta. 

Wonyoung miró con extrañeza al rey para saber si era autentica su expresión, ya que él decía que odiaba esa flor ya que era, de hecho, su favorita. Acto seguido, vio al rey arrodillarse para olfatear el aroma de las flores. 

—¿A usted de verdad le gusta esa flor, majestad? —pregunta para cerciorarse, esperando una mala respuesta. 

—Llegué a verla en un libro. Son flores muy extrañas; nada comunes. De pequeño, en una ocasión vi una de ellas en el jardín de un noble y si empre volvía para verla, pero un día no la vi más y entonces supe que el hombre la había vendido; deben ser muy caras. 

La reina jamás había escuchado esa historia, pero le pareció interesante. 

—¿Usted sabe de flores? —pregunta. 

—No me gusta presumir, pero sé un poco —Yujin sonríe orgullosa, dejando ver sus hoyuelos, cosa que la reina no había visto antes en el rey, o quizá no lo había visto sonreírle antes en su presencia—. Por ejemplo, ese estanque es fundamental para esta flor y las que están a su alrededor, sólo de allí puede obtener los nutrientes que necesitan. ¿Quiere saber de alguna flor en particular?

—No lo sé —la reina dudaba en su estado de desconcierto. ¿Por qué el rey hablaba tan fluidamente con ella? 

—Bueno, entonces ¿gusta que caminemos y le voy contando de las flores que vayamos viendo? 

La reina asintió con inseguridad, sabía que debía irse de allí, pero el rey ya había despertado su curiosidad. Leeseo y la señorita Kyo las miraban desde lo lejos. 


Pasaba poco más del medio día y una de las concubinas llegó hasta el rey y la reina para interrumpirles. 

—Majestad —saluda la recién llegada. 

De inmediato, el rostro de la reina volvió al estado en el que usualmente solían verla: enojada. 

—Debo irme —anuncia la reina retirándose. 

—La veré más tarde —Yujin se despide animadamente. Wonyoung le escuchó, pero le ignoró. 

—Qué grosera es la reina con usted, majestad —opina la concubina. 

—No lo creo —Yujin opinó con una pequeña sonrisa en sus labios—. Dígame consorte Do, ¿qué la trae por aquí? 

—Escuché que la reina madre le ordenó pasar noches tortuosas con la reina, ¿es eso cierto?

—Algo así. 

—También vine aquí porque no puedo seguir guardando esta información que llegó a mí, y tan pronto la supe, vine con usted. Es sobre unos rumores e involucran a la reina.

—¿Qué rumores? 

—Todo el palacio sabe que la reina no lo valora, pero hay rumores de que ella se ve con alguien más y es posible que esa persona sea parte del palacio, majestad. Se lo digo para que usted pueda resguardar su propia imagen y que no sea manchada por la falta de integridad de la reina. 

Yujin no podía creer semejante barbaridad. 

—No debería hablar así de la reina, señorita Do —le habla molesta—. No deberían compartir tales cosas, si no son ciertas. Es peligroso, y de ser falso, me encargaré de castigar a todos los que continuen haciéndolo.   

—Ayudaré para llegar al fondo de esto, majestad, no se preocupe. ¿Por qué mejor no lo olvidamos? —la concubina se colocó frente al rey y lo rodeó con sus brazos mientras se ponía de puntitas para alcanzar su rostro. 

—Señorita Do, ¿qué hace?

La concubina no respondió, pero se estaba acercando al rostro de Yujin, mientras que esta se hacía para atrás. Agradecida, la dama Kyo apareció para rescatarla diciendo que un alto funcionario le esperaba para su reunión programada. Yujin tuvo la gran oportunidad para huir. Salió de la escena tan rápido como pudo. ¡Casi la besaba una concubina!

—Gracias, señorita —le dice Yujin más relajada. 

—Las concubinas serán un problema, si no hace todo lo posible por evitarlas, majestad. 

—Juro que lo haré de ahora en adelante —declara Yujin. 

—Por cierto, ¿de qué hablaba con la reina?

—Ah... —Yujin sonrió—, de flores. 

•  •  •

Para el atardecer, antes de que la reina fuera a los aposentos del rey, se encontró con la concubina Seohyun en el camino. 

—Usted no tiene ningún derecho de bloquear mi camino —dice la reina enojada. 

—Y usted debe de recordar su lugar, reina Wonyoung, que es el de solo una figura que adorna la imagen de su majestad. Recordar que usted no funge ningún papel importante en la vida del rey y reconocer el desprecio que le tiene, porque todas lo sabemos y no dudamos en recordarle. Así que no se sienta importante, si las últimas noches el rey ha estado con usted.

—A mí no me importa tu rey —Wonyoung quiso esquivar a la concubina, pero no tuvo éxito—. Y aunque fuese lo contrario a usted no le importa. ¿Quién se cree usted? Es más, usted no es nadie comparada conmigo. Es una simple concubina sin importancia y sin un hijo del rey, sólo es una favorita, pero puedo pisotearla si así me lo propongo porque aquí yo soy la reina. 

Wonyoung siguió su camino tras dejar en vergüenza a la concubina Seonhyun. 

Al llegar a los aposentos del rey le contó sobre su encuentro con la otra mujer y su inconformidad. De nuevo, él solo le escuchó sin pelear, pidiéndole que no le tomara importancia a Seohyun. Qué extraño, ya no le era tan sencillo el querer enojarse con el rey, más bien, se sorprendió cuando él trató de hablar sobre otras cosas para no pelear, como el tema del libro que ella misma leía el otro día; lo hicieron esta vez. 

Un poco después, el rey continuó con sus lecturas y ella con su bordado, pero las cosas eran diferentes, pues era divertido cuando él hacía muecas o fruncia el ceño cuando llegaba hasta algunas partes de su libro, como si no comprendiera del todo lo que leía; en esos casos, el rey se quejaba como un niño pequeño, luego se recostaba en la colchoneta y volvía a su posición. Por primera vez, la reina se divertía por la actitud y la presencia del rey que tanto odio le tenía, pero procuraba no demostrarlo.


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21.07.23

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La Última Voluntad del Rey (Annyeongz)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora