Ultimate Spider-Hoodie 4.5: Ultimate Gwenpool Rebuild

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No

Así no es como termina la historia

– No quería que esto pasara, no quiero que esto pase. Pero ahora sé que hacer.

Gwenpool cerró los ojos, imaginando una sala. Era una habitación de paredes rosas con cientos de objetos y pósters relacionados con los personajes de Marvel. La cama deshecha le transmitía un sentimiento de nostalgia y tristeza.

Frente a ella, había una vista que reconocía a la perfección. Era su escritorio, lleno de papeles y bolígrafos, tal cual lo había dejado cuándo dejó su mundo.

Cuando huyó.

Encendido, cómo si la estuviese esperando, estaba su ordenador con un documento abierto para escribir.

– He sido una idiota. Pensaba que simplemente tenía que escribir lo que quería, pero así no funciona el arte, ¿verdad? El arte debe tener forma, una intención. No puedes simplemente colocar palabras y hacer que pasen cosas.

Gwenpool se sentó en la silla, notando un pequeño escalofrío al notar el teclado en sus manos.

– Para escribir una historia, debes atender a varias cosas clave. Si tiene sentido dentro de la historia, y si encaja en la narrativa. He hecho algo horrible, pero aún puedo cambiarlo. Es el Universo Marvel, hay miles de formas de arreglar lo que he hecho. Estoy limitada por el propio fic de Shawn, pero aún puedo trabajar con eso. Me ha dado las piezas que necesitaba, y ni siquiera se ha dado cuenta.

Gwendolyn Poole cerró los ojos, inspirando para calmarse. Al abrirlos, había una llama de determinación en sus ojos.

– Vamos, Gwen. No terminaste el Nanowrimo, no sé si eres capaz de escribir unas pocas palabras. Pero unas pocas palabras bastan para salvarla.

Gwen comenzó a escribir, algo que no hacía desde hacía tiempo. Desechó el síndrome del impostor, desechó las inseguridades, sólo le importaba escribir.

Sólo le importaba salvar a Sara.

— — — — — — —

Nueva York, la ciudad dónde más se podía apreciar la Era de las Maravillas. La gente volaba por el cielo, atravesaba edificios como si fuesen fantasmas, y criaturas sobrenaturales caminaban por la tierra.

Pero ese día, no fue cómo ningún otro. Las calles mostraban signos de daño, los heridos corrían a refugiarse rezando por su vida, y en el suelo, había una vista de fuera de ese mundo.

Los cuerpos inconscientes de cientos de alienígenas cubrían Nueva York. Ya fuera Central Park, Brooklyn o el Lower East Side, la ciudad estaba infestada de esos seres que iban desde cuerpos humanoides con rostros llenos de placas de insecto a otros con formas nada humanas.

Cualquier ciudad habría caído ante una fuerza de ese tamaño, pero Nueva York no era cualquier ciudad. Era la ciudad de los héroes.

– ¡Vengadores! ¡Reuníos!

Una voz se alzó entre el caos. Era un hombre vestido con un uniforme blanco, azul y rojo, con una gran A en el pecho y un casco unido al traje, ceñido al cuerpo. Esta persona alzó el brazo, mostrando un escudo que irradiaba respeto y autoridad.

El Capitán América había dado una orden, una llamada al combate. Y los héroes acudieron.

– ¡Ya habéis oído a Steve! ¡Luchad con todo! ¡Si os parten los brazos, luchad con las piernas, si os parten las piernas, dad mordiscos! – Una mujer afroamericana con largo pelo negro voló por el aire, derribando a varios alienígenas con un rayo de energía. Vistiendo su traje blanco y negro con gabardina, Photom animó al resto de héroes. – ¡Vamos a enseñarles que la Tierra no se rendirá sin pelear!

Las Desventuras de Sara SánchezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora