[Historia escrita por Shawnort]
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En la universidad de Cádiz, una joven estudiante salía después de una larga mañana de clases. Sara Sánchez, ya en su tercer año de carrera, estaba agotada tras varios trabajos de las asignaturas.
El periodismo era lo que le apasionaba, escribir sobre aquello que le gustaba e investigaba. Pero una cosa era escribir artículos que disfrutase, y otra muy distinta escribir trabajos universitarios.
La chica fue hasta la cafetería, dónde cogió su comida y vio a algunos de sus compañeros.
Un chico de pelo castaño y ojos marrones la saludó. – Illo, por aquí.
Sara se sentó frente a él y al lado de una chica morena con gafas y ojos verdes. – Gracias Mario.
– ¿Cómo llevas lo tuyo? – preguntó su compañero.
– Está yendo, anoche me dio un golpe de inspiración y puede rematar varios trabajos.
– Joder, qué suerte tía. – dijo la chica a su lado. – Ojalá yo.
– Créeme, Alba. No quieres tener mis ataquitos. – Y es que además de su déficit de atención, Sara también tenía que lidiar con las múltiples amenazas de los supervillanos que rondaban Algeciras por culpa de SHIELD. – Menos mal que ahora tendremos una semana de vacaciones.
– Es verdad, gracias a Dios. – dijo Alba. – ¿Tienes planes?
– Ya me conoces. Salir de fiesta, pasar la noche en casa de una chica distinta…
– Vas a quedarte viendo un vídeo ensayo de seis horas sobre una serie de Nickelodeon. – le dijo Mario.
Sara levantó las manos, haciendo dedos pistola. – Premio.
De pronto, un revuelo parecía haber invadido la cafetería. La gente murmuraba, siempre lo hacían cuándo había un elemento disruptor en su hábitat. De pronto, apareciendo por la sala, había un hombre en su treintena, vistiendo un jersey negro de cuello vuelto y gafas de montura negra, con una perilla poco frondosa. Su pelo largo y lacio estaba recogido con una coleta, y por sus ojeras, parecía no haber dormido en meses. Pese a su metro setenta de altura, destacaba debido a la inmensidad de sus hombros y la anchura de su espalda. Parecía que si apretaba los músculos, sería capaz de romper su ropa.
– Ufff… – dijo Alba. – No me van los maduritos, pero con ese haría una excepción.
– ¿Quién coño es? No le había visto por aquí nunca. ¿Es que hoy había alguna charla? – preguntó Mario.
Sara, por su parte, se quedó de piedra. Conocía a ese hombre, podía reconocer su figura a kilómetros de distancia.
Al fin y al cabo, fue la primera persona que se ofreció a entrenarla.
– Varga…
– Buenas tardes, busco a la señorita Sánchez.
Sus compañeros la señalaron.
– Esto… yo. – comenzó a murmurar la heroína.
– Ah, menos mal. Soy Carlos Varga, he venido para tener una pequeña charla con la facultad de ciencias experimentales. Quería ver si algún alumno estaba dispuesto a ayudarme con el material, y una de tus profesoras ha dicho que estarías dispuesta.
– ¿Eh? ¿Que yo qué? – Sara miró a los ojos de Varga, el cuál parecía querer transmitirle algo con la mirada. "Tenemos que hablar". – ¡Sí! Claro que sí, yo le ayudo señor Varga. Hasta luego chicos, pasad buen puente.
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Las Desventuras de Sara Sánchez
Teen FictionRelatos cortos y de autores diversos sobre la Spider-Girl más desafortunada de la década: ¡Sara Sánchez! Romances imposibles, latinos encuerados y muchos, MUCHOS batacazos. Portada maravillosa de @DoodleBlight, seguid su cuenta en Twitter.