، ❀ ࣪.˚˖ ▎ No siempre se aprecia el sol brillante, todos conocen el peligro, los sinónimos de guedo que en él prevalecen.
Era hermoso admirarlo desde lejos, era imposible tocarlo, nadie se atrevía a intentarlo, ni si quiera las estrellas que revolot...
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𓂃 ¿puedes sentir dónde está el viento? ¿puedes sentirlo pasando por todas las ventanas de esta habitación? 𓂅
No muy lejos del Sauce Boxeador había un pájaro, uno que siempre venía y se posaba en una de las ramas donde ningún otro ser vivo se arriesgaría, sin embargo, a ese pájaro de plumas anaranjadas y pico largo no parecía importarle las advertencias de los otros pájaros, que lo llamaban desde lejos en un círculo bien organizado, todavía fueron ignorados y por alguna razón, suerte o no, el sauce nunca se defendió, ni con su único compañero. Regulus sabía que esta era una escena extraña de ver mientras estaba sentado en el alféizar de la ventana, pero dadas las circunstancias, se convirtió en la cosa menos extraña. El joven Black ya se había imaginado así, un viernes por la noche, observando esa escena mientras deslizaba el grafito sobre el papel amarillento, viendo sus garabatos tomando una forma improbable y bella, tan bella.
Mirando dentro de la biblioteca, podía encontrar a una chica con cabello dorado ondulado, una blusa blanca decorada con una corbata amarilla y su falda oscura que apenas le llegaba a las rodillas, era un secreto pero todas las faldas de Faith estaban forradas, convirtiéndose en una especie de shorts debido a que siempre olvidaba cerrar las piernas al sentarse, alguien en es habitación agradecía y maldecía al mismo tiempo a quien se le ocurrió esa idea.
―¿Crees que es hora de cenar?―preguntó Faith después de mucho tiempo en silencio, sus hombros temblaban ligeramente por el frío, las velas del candelabro ya se habían derretido, las pocas que quedaban no la mantendrían caliente por mucho tiempo y Regulus se preguntó por qué diablos no trajo una capa, ella vivía en Londres, siempre hacía frío, había que estar acostumbrado y preparado.
―Probablemente ya estén dormidos, son más de las diez.―respondió Regulus mientras miraba el reloj de pulsera plateado y antiguo que pesaba en su muñeca.
―Tengo hambre.―se quejó, sujetándose el vientre y mordiéndose ligeramente el interior de la mejilla izquierda, arrancando un trozo de carne, otra extraña costumbre suya.
―No puedo hacer nada al respecto.―respondió Black, tratando de volver a concentrarse en su dibujo, Faith, sin embargo, no parecía estar de humor para cooperar y comenzó a chasquear los dedos y esto irritó al moreno como para hacerlo bufar, poner los ojos en blanco y darle la espalda. Pasaron unos minutos y luego volvió a escuchar el ruido, como si alguien caminara sobre la madera de las mesas. Regulus se giró irritado, pero su rostro pronto se suavizó, sorprendiéndose cuando se enfrentó a la vista de la chica colgada boca abajo en uno de los estantes.―¿Cómo...? Olvídalo. ¿Puedes bajar de ahí?
―¿Por qué?―Faith sonrió, sintiendo que la sangre se le subía al cerebro, le gustaba hacer cosas cuando sentía que estaba quieta todo el tiempo, necesitaba estar en movimiento.―Es divertido, deberías probarlo, quien sabe, ¿tal vez mejore tu estado de ánimo?
