، ❀ ࣪.˚˖ ▎ No siempre se aprecia el sol brillante, todos conocen el peligro, los sinónimos de guedo que en él prevalecen.
Era hermoso admirarlo desde lejos, era imposible tocarlo, nadie se atrevía a intentarlo, ni si quiera las estrellas que revolot...
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𓂃 la navidad pasada, te di mi corazón pero al día siguiente lo regalaste 𓂅
En los bordes de la ventana de una pequeña tienda de campaña, cinco chicas se tendían unas sobre otras tratando de ver a un chico específico. Sus cabellos, todos del mismo tono dorado, permaneció contra sus rostros mientras las chicas más altas apoyaban sus barbillas en las cabezas de sus hermanas menores en anticipación de conocer al chico del que habló Faith, necesariamente, gracias al día en que su madre mencionó al chico Black en su casa.
Verlo ahora caminando entre muggles junto a Nate, Wendy y Lucky era gracioso, el chico miraba constantemente hacia atrás y mantenía las manos en los bolsillos, evitando debidamente a cada ser humano en su camino mientras miraba por encima de sus hombros en busca de la chica así como sus amigos.
―Es muy guapo.―Olivia fue la primera en elogiar y Faith rápidamente se giró para preguntar pero pronto notó que sus ojos estaban fijos, no en Black, sino en el mayor de los hermanos Kearney.
―Quizás.―ella asintió.―Pero es grosero.
Olivia se rio al igual que las otras hermanas, a excepción de Caroline, que miró a Faith con la misma expresión sospechosa de siempre. Pero a ninguna de ellas realmente le importaba, era una de sus pocas noches completamente normales en las que no les importaba lo diferente que era Faith o lo gruñona que estaba Caroline. Las cinco chicas estaban ― a su manera, felices de estar en la calle con sus amigos y conocidos, escuchando el tono animado de risas mixtas, oliendo dulce aroma del chocolate caliente y mirando las mejillas y narices enrojecidas por el frío que colgaba en el aire.
Faith Ebony escapó de su pequeño espacio debajo de sus hermanas, arrastrándose con su vestido rojo de Navidad que tenía guantes largos y un abrigo blanco esponjoso, todo diseñado específicamente para ella. La chica se puso de pie, quitándose la nieve de la ropa y comprobando que su largo cabello ondulado estaba correctamente recogido en ese mismo moño trenzado, decorado con pequeñas horquillas de flores teñidas de verde para la ocasión. Cuando estuvo convencida ―muy fácilmente― de que todo estaba en su lugar, la chica comenzó a caminar hacia sus amigos.
―¡Ah!―exclamó una emocionada Wendy con su largo abrigo verde, entrelazó sus dedos con los de Lucky quien se puso tan rojo como su chaqueta de esquí. Los dos caminaron hacia ella con una sonrisa en sus rostros.―¡Te ves tan hermosa!
―¡Tú también!―alabó Faih, abriendo los brazos, involucrando a los dos amigos en un abrazo mientras subrepticiamente miraba por encima del hombro.―¿Recibieron mis regalos?
―Por supuesto, Lucky no puede dejar de hablar de ello.―dijo Wendy divertida mientras miraba a su amigo, a pesar de que abrazaba a Faith, sus manos seguían unidas.
―¿Y qué? Es un reproductor de casetes, el mejor invento muggle que jamás haya existido.―dijo sacando el regalo de su bolsillo para mostrárselo nuevamente a Wendy y comenzar una larga explicación sobre cada pedacito y cómo funcionaba para que la música se escuchara.
