Capítulo 6

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Lo primero que recibo cuando me abren la puerta es un abrazo, que con una gran sonrisa acepto.

—Hola mi vida —digo agachandome para abrazarla bien —¿Por qué abres la puerta tú? Es peligroso.

—Papá dijo que vendrías hoy, así que pensé que eras tú.

—Aun que sepas que sea yo no debes de abrir tú —me separo de ella para volver a mi estatura —Mira quien vino conmigo, saluda.

—¡Lia! —grita y corre hasta ella para darle un abrazo, que mi amiga corresponde con una sonrisa.

—Hola bonita —dice Amelia, ellas dos se llevan súper bien, es como si las tres fuéramos hermanas.

Vine a visitar a mi padre y mi hermana como suelo hacerlo cada semana, cómo Amelia no tenía nada que hacer vino conmigo, lo cual no es nada raro porque ella viene seguido también.

Terminan de saludarse y nos adentramos a la casa, ellas se quedan en la sala mientras que yo recorro la casa para buscar a papá, me tendrá que escuchar por dejar que Grace abra la puerta.

Puede que suene muy obsesiva por su seguridad, pero mi hermana es lo que más me importa sobre todo.

Encuentro a mi papá en el patio trasero, está en el lado del jardín haciendo sus cosas.

—Te encontré, Matthew Sanders —digo con un tono enojado, que mi papá pasó por alto, porque cuando volteó, lo hizo con una sonrisa.

—Clay, hola hija —se paró a darme un abrazo, que acepté.

—¿Por qué dejas que Grace abra sola la puerta? Es peligroso —dije mientras me separaba del abrazo. El rostro de mi padre se llenó de sorpresa.

—¿Ella abrió? No lo sabía, no escuché el timbre, pensé que tú habías abierto con tu llave.

—Tendrás que tener más cuidado papá, o tendré que contratar a una niñera —bromeé con eso, porque lo último que mi papá hará, es eso.

—No digas eso, sabes que no lo haré.

—O tal vez podrías conseguir una novia —dije conteniendo una risa por su cara de horror. Se lo he dicho varias veces y siempre me dice lo mismo "Ya no estoy en esos juegos" lo dice como si fuera viejo, cuando solo tiene 44 años.

—No empieces a decir barbaridades, ya no estoy en esos juegos —me empiezo a reír por lo último que dijo —Hay que entrar, veo que trajiste a Amelia —dice harto, adentrándose a la casa.

Después de calmar mi risa, entro y lo encuentro saludando a Amelia, está ve la diversión en mi cara.

—¿Qué pasa? ¿Otra vez molestando al señor? —dice Lia por lo chismosa que es.

—Yo quería una buena visita de mi hija y recibo un regaño y luego bromea conmigo —dice mi papá algo molesto, cruzando los brazos como niño chiquito.

—No es mi culpa —digo encogiéndome de hombros, con un tono desinteresado.

—El que debería estar molesto soy yo, ¿qué haces en internet?

—¿De qué hablas? —digo confundida y Amelia también lo está, por lo que se acerca.

—Que estás en internet en una cita con un deportista.

Deportista. Charles. Recuerdo la cena que tuvimos, esa noche no me preocupé por las cámaras, la estábamos pasando bien. Además, Charles dijo que no me preocupara por ellas. Así que no se de que me podría hablar mi padre.

Mi papá al vernos confundidas, sale de la sala y regresa con su teléfono, metido en un artículo de Google, dónde estoy con Charles en ese restaurante.

Desde Aquel Beso - Charles LeclercDonde viven las historias. Descúbrelo ahora