CONFIAR...¿O NO?

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—¿Qué haces aquí?—Lejos de exigir una respuesta, era más una necesidad.

Theo aún no sabía cómo podía mantenerse de pie. Era la primera vez que veía a su padre después de tres años. La última vez que había hablado con el fue en el andén 9 y ¾, minutos antes de abordar el expresó de hogwarts.

—No te alegra verme, por lo visto —Rodo los ojos el señor Nott, no tan afectado como se esperaría de cualquier padre que no ha visto a su hijo por un largo tiempo.

—¿Y a ti sí? —Cuestionó extrañado el pelinegro. Por supuesto que no, no hacia falta preguntar porque sabía perfectamente la respuesta, razón por la que de inmediato encaró al hombre a su lado —¿A qué has venido realmente, eh?

Para sorpresa de nadie, eso no desiquilibro ni un poco a su papá. Al contrario, con esa misma placidez que había heredado Theo de el, dio la vuelta para mirarlo cara a cara.

—¿Qué te paso ahí? —Todo rastro de duda se esfumó en el chico en cuánto notó las heridas de su padre.

Una parte de su mejilla estaba teñida de un claro morado y, justo por debajo, una leve cortada era incluso aún más visible.

La preocupación inundó el pecho de Theo, quién de inmediato quizo acercarse, pero retrocedió en cuanto el señor Nott puso una mano justo frente a el, impiendo siquiera dar un solo paso.

—No exageres. No es nada —Resto importancia, callando a su hijo cuando esté intento replicar —¿Qué tiene de malo que quiera visitarte? No has ido a la casa en vacaciones, durante tres años, si tú no vas a mi yo vendré por ti. Es simple.

Theo trago saliva.

No creia que su padre en verdad estuviera pronunciando esas palabras.

El sabía perfectamente que si no iba a visitarlo a su casa era precisamente porqué nunca estaba. No iba a pasar unas vacaciones de mierda encerrado en la mansión. Por eso mejor prefería irse a casa de los Malfoy, Parkinson o Zabini, donde incluso sentía que formaba parte de una familia.

—Buena excusa, ahora puedes ahorrartela y decirme que es lo que realmente haces aquí —Se cruzo de brazos, parando abruptamente su caminata por el campo del castillo —No soy tonto, padre. Y te olvidas que soy tu hijo, que soy un Nott. No pretendas engañarme porque no lo harás.

El señor esbozo de nuevo una sonrisa, está vez, aunque el chico no lo notó, era de auténtico orgullo. Quizá era porque en ese momento se había dado cuenta de lo mucho que había cambiado su pequeño, ya no era ese niño de once años ingenuo. Ahora tenía trece, y cada vez se parecía más a el.

—Me gusta mucho tu astucia, Theodore. Me recuerdas mucho a cuando tenía tu edad —Señaló.

El pelinegro sintió la necesidad de decirle a su padre que esa "astucia" no la había heredado de el sino de su madre, pero prefirió callarlo.

—Estoy aquí por qué tengo un asunto que resolver con Severus, pero eso no significa que no quería verte —Continua, está vez, por cuenta propia acercandose a su hijo. El pequeño slytherin quedó asombrado en cuanto su padre lo tomó entre sus brazos —Me he enterado de muchas cosas de ti, quiero que sepas que estoy orgulloso.

Bien, esas palabras habían dejado perplejo al pelinegro.

No había esperado nunca que su padre de repente le dijera eso. El señor no era la clase de persona que acostumbraba a abrir sus sentimientos porque lo consideraba débil.

Theo pensó que quizás a eso se debía su propio comportamiento. Después de todo, tal vez su papá no estaba tan equivocado y si se parecían más de lo qué el pensaba.

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