La vida que nos espera

LA DOCTORA MÁS RARA

―El gusto es mí~ espera~ ¿Cómo?

―Layla Scott, claro, no tienes que decirlo completo, pero~

―Eso no. ―Agitó las manos y la cabeza. ―¿Qué dijiste que ibas a atenderme?

―Tu aborto, tontito, es claro que no puedes ser un héroe si estás embarazado, así que tal cual lo quieres, voy a evitar que ese bebé vea la luz del día. ―Le dijo con una sonrisa bastante serena mientras se dirigía de vuelta a su escritorio y empezaba a analizar sus instrumentos. ―Hay muchas formas en que podemos tratar este proceso; una aspiradora es un buen ejemplo, aunque claro, es un poco invasiva; así que, tal vez prefieras un proceso de pastillas que harán papilla al feto y luego tú simplemente empu~

―Aammm~ Layla~ Creo que estás confundida. Yo no quiero abortar. ―Interrumpió Ben a la emocionada mujer que estaba presumiendo sus medicinas.

―¿Yo? ¡Oh no! Tú eres el que está confundido, es claro que no puedes manejar la responsabilidad de un hijo y siendo como eres no creo que puedas manejar no convertirte en héroe por nueve meses. ―Se puso a reír con calma, no pareciera que hubiera maldad en sus palabras, pero el ambiente no era agradable. ―¿Quién estaría tan loco como para renunciar a lo que más le gusta hacer, por un bebé que no planeó? Tal vez creas que no quieres abortar por tu crianza, pero quiero que sepas que estás en confianza conmigo, yo no soy pro-vida, puedes elegir recuperar tu vida antes de que criar a bebé, lo arruine por completo. Felicidades por tu boda por cierto, seguro que tampoco quieres llegar con panza al altar.

―Escucha, Layla, tal vez debí esperar a conocerte para decirte mi elección, porque nadie me está obligando a nada.

     Mi abuelo dijo que podía elegir, Rook me dijo que nada en su cultura me obligaba a dar a luz y tampoco dijimos nada a su familia, porque decidimos que todavía no tienen que saberlo y él no hizo más que responderme dudas de la forma para criar a un bebé que tienen en su mundo, que tal vez pueda manejar; mis padres no lo saben aún pero estoy seguro de que lo acepten o no, para cuando les diga, no podrán opinar y eventualmente aceptarán ser abuelos.

     Además, ya una vez renuncié a ser héroe desde los doce hasta los quince años y hubo dos ocasiones, donde no me transformé por dos semanas porque no hubo ninguna amenaza. Y por cierto, ya decidimos casarnos después del nacimiento, así que todavía me veré bien en mi boda.

―... ―Layla analizó de pies a cabeza la firmeza con la que Ben le hablaba, luego disminuyó su sonrisa y negó suavemente. ―Ben, no quería decírtelo, pero... por tu salud es mejor que abortes, amor maternal, instinto de protección, querer presumir que tu amor rindió frutos, nada de eso es más importante que preservar al héroe de héroes.

―... ¿Qué?

―Sí Ben, es un hecho que los hombres son más fuertes que las mujeres; el hombre más fuerte del mundo le ganará a la mujer más fuerte en vencidas, pero al inicio le costará bastante porque las mujeres somos más resistentes, es por eso que nosotras tenemos la capacidad de dar a luz. Un hombre no soportaría para nada el dolor de un parto. ¿Has sufrido alguna vez cálculos renales? Cierto, no lo has hecho, pues el parto lo supera por unas cinco o siete veces.

―... ―Ben palideció y se dejó caer de rodillas. ―Eso~ ¿Quiere decir~?

―Sí Ben, morirás al momento de dar a luz. Por eso es mejor que abortes, no podemos perder al gran héroe antes de su propia boda por un bebé que no planeó. ―Le dijo Layla con cariño dirigiéndose a él para ayudarlo a incorporarse.

De nuevo en pie y sujetado con cariño por las manos de Layla, Ben sí se deprimió un poco por la amarga realidad presentada, pero una nueva chispa de determinación surgió en sus ojos.