#04 -¿Una nueva emoción?

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Narrador

Había pasado tiempo desde la segunda ves que (Tn) y Zeldris se vieron. El joven verdugo siguió llendo a ese lugar todos los días, la duda e intriga hacia esa chica le habían ganado, su impresionante poder fue lo que le había llamado la atención y se reunía con ella en secreto.

El sentimiento de odio y frustración desaparecierón en el joven príncipe, en vez de esos sentimientos se quedaron la amistad y el cariño. Ambos jovenes se entendían bien y Zeldris, sin siquiera darse cuenta, forjó una amistad bella con (Tn).

(Tn) seguía fingiendo pertenecer al Clan de las Diosas, pues aun no le contaba nada de su secreto a Zeldris, temía que si se lo decía el príncipe se molestaría y la dejaría de ver. En ese momento ella comprendió el temor de Gloxinia y Drole. Ella aun no quería correr ese riesgo pero sabía que tarde o temprano se lo diría. Ella no dejaba de pensar en eso, era como si algo le obligara a querer contarle todo.

El joven verdugo, por su parte, no tenía secretos, le había contado todo a ella, sobre su hermano, su opinión sobre la guerra entre sus clanes, Zeldris no podía negar que esa chica comenzaba a cautivarlo de cierta manera.

Con el pasar del tiempo, (Tn) se había dado cuenta de las emociones de Zeldris, no había nada negativo apesar de quién era su padre y el papel que debía ejercer como príncipe del infierno, así que, arriesgándose, ella decidió llevarlo a ese lugar, sabía que era arriesgado, pero confiaba en ese demonio.

-Almenos dime a dónde vamos, ¿Quieres? -preguntó el demonio siendo jalado del brazo por la chica.

-Nop. -su respuesta fue simple. -Además, ya casi llegamos, ¿es de un príncipe ser tan desesperado? -preguntó haciendo un mohín y Zeldris no pudo evitar soltar una pequeña risa por eso.

Caminaron unos minutos más, cuando (Tn) se detuvo, soltó el brazo del demonio y se giró para verlo.

-¡Y llegamos! -exclamó haciendo un ademán con sus brazos.

-(Tn), -Zeldris comenzó a hablar mientras analizaba esa parte del bosque donde estaban. -aquí no hay absolutamente nada.

-Pues te equivocas. Mira esto. -dio un paso atrás y tomó unas plantas que colgaban y tapaban la entrada de la cueva para hacerlas a un lado.

-¿Una cueva? -Zeldris preguntó extrañado, pues juraba que hace un segundo no estaba ahí.

-Tú solo entra y cálla. -sin esperar a su acompañante ella se adentró, ignorando las palabras del demonio diciendo que se detuviera, llegaron hasta la luz al final de la cueva, y Zeldris quedó asombrado con lo que sus ojos veían.

-Por un demonio... -dijo sorprendido. -El Bosque Encantado.

-Espera, ¿lo conoces? -preguntó ella extrañada.

-Es un mito. -aclaró. -Una cueva, dentro de ella el bosque nacía una vez más, y la vida empezaba de nuevo sin jamás terminar. Una cueva misteriosa, donde la vida del bosque literalmente nunca muere, es como un santuario o refugio que puede curar a quien sea apesar de las heridas que tenga. El Bosque Encantado.

(Tn) quedó asombrada al escuchar de Zel lo mismo que Gloxinia le dijo.

-¿Cómo es que lo sabes?

-"La vida empezaba de nuevo sin jamás terminar". -repitió Zeldris. -Ese rumor llegó a oídos de mi padre, y creyó que tener en sus manos un lugar así podía ser de ventaja. Mandó a muchos demonios, incluyéndome a mi hermano y a mí a buscar en cada cueva, pero nunca logramos encontrar algo.

-Wow. -fue lo único que pudo expresar la chica. -Como sea, ¡Vamos a nadar! -sin siquiera preguntar ella tomó de nuevo el brazo del pelinegro y lo jaló hasta llegar a la orilla de la laguna. -Casi siempre que vengo me metó un rato. -entusiasmada, se quitó el suéter morado que llevaba puesto.

Amo tu secretoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora