Jay se hallaba cerrando la tienda de discos luego de un día arduo de trabajo, guarda la llave de la puerta en el bolsillo de su mochila y sube la guitarra ajena a su hombro con sumo cuidado. Estuvo toda la tarde pensando en Jungwon y en la devolución de una respuesta, la ansiedad lo carcomía por dentro porque no quería que lo rechace y se sorprendía por la paciencia que le dedicaba a la interminable espera.Usualmente no es tan tolerante en cuanto a situaciones parecidas, si él es quien invita algo es un "si" o un "no" de inmediato, o sino nada. A Jungwon le estaba entregando el beneficio de pensarlo con tal de no recibir un "no". Era muy loco.
La noche estaba estrellada, abriendo paso a que el frío fuese más crudo y cruel, tal vez tendría nariz y orejas acicalados por el clima, no importaba mucho de hecho. Una brisa helada soplaba para cuando tomó el camino hacia la avenida, quería refugiar ambas manos en los bolsillos de su abrigo y entrar en calor, pero se encontraba fumando. Podría tomarse a un taxi, aunque hoy prefería despejarse y caminar.
Jay es de Seattle, evidentemente, al cumplir los 18 años de edad se mudó al país asiático gracias a que pudo entrar a una de sus prestigiosas universidades, desde entonces pasó por muchos condominios de los cuales se fue cambiando debido a la mala convivencia con sus compañeros. El último fue Sunghoon, su querido Park Sunghoon, el chico encajaba extrañamente con su personalidad y supieron coexistir en el mismo espacio, luego se fueron sumando Jake y por último Heeseung, por lo que eran cuatro universitarios en un solo departamento a unos pasos de convertirse adultos. Era demasiado irreal, jamás se imaginó vivir lejos de sus padres o que ellos estuvieran de acuerdo con su decisión, sin embargo, ahora entiende que su lugar en el mundo es ahí, con sus amigos mentalmente insanos.
—¿Qué vamos a comer hoy? —pregunta el australiano, quien tirado en el sofá acariciaba muy ensimismado a Layla, su mascota y princesa dueña de su corazón.
—Buenas noches, por lo menos. Recién llego, ¿y ya me insinúas que cocine? —Jay guarda su par de zapatos en el armario junto a la puerta y se coloca las pantuflas que le corresponden. —Es muy insensible de tu parte.
—Es que Heeseung ya me abandonó por su trabajo, hoy le toca turno nocturno. —pucherea Jake girando su cabeza para observarlo. —Y Sunghoon todavía no llega del suyo como para pedir algo a domicilio entre los tres, así que solo somos mi bella hija y yo. ¿Cómo te fue hoy? ¿Otra vez robaste una guitarra?
—No la robé, Jake, nunca he robado nada. —entorna sus ojos. —Es una larga historia que probablemente no te interese, mejor voy a cocinar.
—¡Sí que me interesa! Estoy aburrido, cualquier historia me viene bien.
—¿No tienes que estudiar? Tus exámenes se acercan, Shim.
—Son en febrero, no me presiones.
Jay envuelve el delantal en su cintura para después arremangar la camisa hasta la altura de sus codos, comienza a sacar todo lo que iba a utilizar para la cena mientras que ve al rubio acomodarse en una de las sillas de la mesada, dispuesto a escuchar cual sea el relato que esté dispuesto a contarle.
—¿De verdad, Jake?
—De veritas, de veritas.
Park le sostiene la mirada durante unos cortos segundos antes de finalmente acceder ante la curiosidad que emanaban sus manipulantes ojos.
—Ese día en la estación que me dejaron abandonado por un estúpido videojuego, Jungwon fue muy amable al permitirme hacer una llamada con su teléfono, demasiado amable diría yo, pero lo que realmente pasó es que yo tenía carga en el mío, ya no voy a mentir, fue automático haberlo hecho adrede porque quería acercarme a él. —el silencio de su amigo fue muy ruidoso como para entender que estaba anonadado. —Me lo estuve cruzando en otros lugares, eso ya no fue plan mío, solo son coincidencias, y hoy dio la casualidad que entró a mi tienda. Hablamos un poco y llegamos a un acuerdo de que si yo le guardaba esa guitarra, él me aceptaría una cita.
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𝙬𝙖𝙫𝙚
Fanfiction𝐉𝐀𝐘𝐖𝐎𝐍 | Jungwon pasa navidad en su ciudad natal y experimenta la primera nevada con quien nunca se imaginó.