Cap8

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Estaba durmiendo junto a los chicos cuando, de repente, entra John B, todo agitado.

P-Ey, tío, ¿qué pasa? —

—¡John B! —exclamé.

J—¡Ward mató a mi padre! —Todos se quedaron en silencio, mirándolo y luego a mí.

—¿Qué mierda estás diciendo, John B? —le respondí, sintiendo cómo la rabia comenzaba a hervir en mi interior.

J—¡Sí! Ese que tú crees que es tu padre es un asesino.

Me encaré a él rápidamente.

—No hables así de él, no tienes idea de la mierda de la que estás hablando.

J—¡Él me atacó, Leah! ¡Y tu madre está metida en todo esto!

—¡Ellos no son capaces de hacer eso, vale! —grité, intentando aferrarme a mi creencia en la bondad de Ward.

J—Sigue viviendo en tu mentira, pero me voy a encargar de él.

—John B, si le haces algo, lo pagarás.

J—¿Te vas a convertir en una asesina como él? —No pude contenerme y estampé la palma de mi mano en su mejilla antes de salir corriendo hacia la casa de los Cameron. Toqué fuertemente la puerta hasta que Ward me abrió.

W—Leah.

—Dime que no es verdad.

W—Vamos a la oficina a hablar, ¿vale? —dijo, asintiendo mientras entraba detrás de él.—Te ha dicho que soy un asesino -sentí que el corazón se me oprimía.

—No.

W—No me mientas, cariño.

—Pues no me mientas tú.

W—No miento.

—¿Qué pasó en el barco?

W—Leah, me lo llevé a pescar. Tú sabes que me encanta llevaros a pescar. Lo hice porque necesitaba una figura paterna, todo iba bien, pero se puso a beber y de repente empezó a acusarme de cosas demenciales. Cuanto más intentaba calmarlo, más se enfadaba hasta que me atacó.

—Eso no es propio de él.

W—¿Quieres ver la herida que me hizo con el arpón? ¿Quieres ir a ver la cubierta del barco?

—¡Para! No me grites, por favor —dije, sintiendo que las lágrimas comenzaban a resbalar por mis mejillas.

W—Lo siento, no quería gritarte, estrellita, pero John B no es quien crees, ¿vale? Si hubieras oído las barbaridades que decía en el barco...

—¿Cómo que...?

W—Como que maté a su padre, por ejemplo. ¿Yo? Te lo dijo.

Agaché la mirada y él se colocó enfrente de mí.

W—Sé que es tu amigo y que sientes que nunca te va a fallar, pero cariño, es muy peligroso. No sé qué podría hacerte si se enfada y eso no puedo permitirlo. Necesito que me prometas que vas a alejarte de él y que no dejarás que Sarah se acerque, y estarás aquí con nosotros hasta que esto acabe.

Me limpió la lágrima y me abrazó.

—No —me alejé de él, sintiendo que el aire se me escapaba.

W—Sabes que te quiero y que no te haría nada. Eres mi hija, aunque no seas de mi sangre —dijo con ternura.

Asentí, aunque mi corazón estaba dividido.

—Iré con Sarah —dije, y entré en su habitación para abrazarla y dormir abrazadas, sintiendo que esa era la única paz que podía encontrar.

Por la mañana, Ward nos despertó para que subiéramos al coche.

 gold rush -outer banks-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora