Capítulo 3: Difícil de creer

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Daxtón

La observo hasta que parte del lugar, cierro la puerta detrás de mí, miró las llaves en mis manos y dejo escapar un suspiro, de qué, no sé.

Camino por el lugar de nuevo, hasta llegar a la cocina revisando que es lo que posiblemente falte aquí, para mi sorpresa no hace falta nada, solo la comida, la casa amueblada, y me dejo en claro que no tenia que pagarle nada por solo quedarme.

Me pareció extraño, pero no le pregunté nada y ella tampoco explicó, por lo visto es de pocas palabras y eso lo respeto mucho, también soy así en ocasiones, es una mujer con carácter, se nota a leguas que no le gusta compartir nada de su vida, y mucho menos sonríe por sonreír.

También me sorprendió el hecho de saber, que ella es la que se encarga de diseñar esas armas, me gusta coleccionar y por lo menos sé que de necesitar alguna puedo conseguirla de forma más fácil.

Bueno... eso es lo que creó.

Miro mi maleta, y la tomo para ir a la habitación que ella misma me designó, me enseñó en cual dormiría, pensé que me dejaría en el primer piso pero no fue así, me dejo dormir en la habitación principal.

No niego que me causa intriga, para empezar su nombre, quiero saberlo, pero parece que nadie se lo sabe, por que escuché de Werner ella es de pocas palabras, y poco amigable, odia que la manden hacer cosas que no querer, pero que a veces no hay de otra.

No me hablo mucho tampoco, pues ella llego cuando él iba hacerlo, pues pensó que se demoraría más en lo que sea que haya estado haciendo.

Y ese tal... Sawyer no da buena espina, siento que trama algo, pero encontra de ella.

Habla mal de ella son disimularlo un poco, tal parce que odia que ella haga algo que él puede hacer sin problema alguno, pero una cosa no tiene que ver con la otra.

Se me hará raro llamarla Fernsby, veré si puedo obtener su nombre.

Él sonido insistente de mi teléfono me saca de mis pensamientos, lo tomo y contesto al saber de quien se trata.

—Hola. —respondo.

—¿Cómo estás? —pregunta mi hermano del otro lado.

—Estoy bien. ¿Qué quieres? —le pregunto en tono brusco.

—Saber que tal llegaste, pero contigo no se puede. —gruñe molesto.

—Sí ya lo sabes, para que me jodes. —le espeto.

—¡Eres imposible! —exclama algo enojado, odia que le de respuestas a media, se que se preocupa por mí, y eso que el mayor soy yo. —Sólo quiero saber, eres mi único hermano después de todo, además no me agrada quedarme solo por acá. —su voz es baja, suena apagada.

Suelto un suspiro, al escucharlo.

—Veré si puedo traerte, primero tengo tengo organizar algunas cosas, además sabes que lo que hago no es bueno, y podría ponerte en peligro. —le recuerdo.

—Y a un así no dejas de ser mi hermano, siempre has estado para mí, es difícil. —es sincero. —Además, no quiero volver con Edgar, ya sabes que como es por lo que soy. —me recuerda.

—Dame esta semana, ¿sí? Lo voy arreglar. —le pido.

—Está bien, gracias te quiero hermanito.

—También yo. —fui sincero, por él lograba mantener los pies sobre la tierra, y entre ratos olvidaba lo frívolo que puedo llegar hacer, lo protegía con mi vida, y lo que menos quiero es que pase por que pasé yo.

Laberintos De Sangre ¹Donde viven las historias. Descúbrelo ahora