Se encontraba escondida en el campanario, haber subido ahí fue todo un reto para alguien con pánico a las alturas, definitivamente, pero por lo menos estaba segura de que nadie la pillaría con un teléfono, y mucho menos hablando por el mismo. Debía ser rápida, se lo había robado a la Madre Superiora de su despacho, según tenía entendido había sido de otra Monja que entró y lo guardaban en caso de cumpleaños y demás, posiblemente nunca lo tomaban al aparato, pero era preferible ser rápida. Acomodó su saco, ese día había un poco de viento, pero ni eso la desanimaba. Si estuviera en Daegu y habría viento en el día, hubiera preferido quedarse durmiendo antes que ir a una discoteca, porque en su pueblo sería libre, por ende el próximo fin de semana podría salir, pero hoy no, era imposible postergarlo para otro día, además, es el cumpleaños de su mejor amiga que no ve hace un mes, ¿cómo faltar a un evento tan importante?
En su mano libre tenía el papel en el que había escrito el teléfono de Seulgi, dio una última mirada alrededor, acobardándose al instante. Sí, confirmaba que el campanario tenía más de treinta metros de altura, Dios Santo le daría un infarto mientras baje las escaleras. Con el teléfono en la otra mano marcó el número de su mejor amiga, llevando el teléfono a su oreja mientras se escondía en esa enorme campana, intentado no tocarla, lo único que faltaba era que sonara y todos vayan ahí. Ya había arreglado el tema de su pequeña huida ahora, para llamar a Seulgi, le había mentido a JiHye que le dolía el estómago y estaría un largo rato en el baño, tuvo que cerrar un cubículo con seguro y escapar por una ventana como si fuera una prófuga.
Lo era.
⎯ ¿Hola?⎯ escuchó del otro lado y sonrió a lo grande.
⎯ Feliz, feliz en tu día, amiguita que Dios te bendiga, que muy bien la pases en tu día y que...⎯ Seulgi interrumpió su canto entre carcajadas, lo que la hizo reír a ella también. En sí siempre le cantaba esa versión que decía "que te pise un tren vía" pero por algún motivo le parecía más cómico cantarle la versión aniñada y cristiana, para darle un adelanto de lo que le contaría esa noche, aunque estaba más que segura que Seulgi no se esperaría algo así.
⎯ ¡Ya, ya!⎯ la detuvo riendo. Kaia la imitó mientras se sostenía la panza por las risas. La extrañaba mucho, extrañaba todo Daegu en sí.⎯ Gracias por tu dulce cantar a las...¡¿ocho de la mañana?!⎯ exclamó sorprendida, su mejor amiga sostuvo su labio inferior entre sus dientes para no reírse de nuevo. Había conseguido un hueco ahora para llamar a Seulgi, no quería esperar a más tarde, quería dormir una larga siesta para rendir bien en la noche, necesitaría energías.⎯ ¡¿Qué diablos, Kaia?!
⎯ Tenía tiempo y decidí despertarte, buen día...⎯ alargó la última letra con diversión. Seulgi rodó los ojos desde el otro lado, si no la asesinaba esa noche era porque la había extrañado demasiado, y porque no sabría esconder un cuerpo.⎯ ¿A qué hora tomas el bus o el tren?
⎯ A las putas cinco de la tarde, Edén.⎯ suspiró cansada, como propio regalo de cumpleaños se había comprado un gran bote de helado que escondió de su hermano mayor, lo comió en la madrugada mientras veía una serie muy atrapante que la hizo sufrir todo tipo de emociones; "Tu tiempo llama". Dios, había quedado con muchas expectativas en el amor, y aunque sabía que no se encontraría a un Ahn Hyo Seop, esperaba encontrarse un hombre digno. Tal vez esa noche tendría suerte.⎯ ¿Qué carajos haces despierta tan temprano?
⎯ Cuando nos veamos te lo explico, ¿si?
⎯ Bien.⎯ gruñó molesta.⎯ Seguramente llegue a Seúl a eso de las...mmh, ¿ocho de la noche? Quizá nueve, así que nos veremos en un restaurante a las diez y de pasada nos arreglamos en un baño.
Kaia pasó las manos por encima de su ropa, odiaba no tener dinero, era el cumpleaños de Seulgi y la misma pagaría la comida y las entradas a una discoteca, aunque, si tenían suerte y el guardia de la entrada era lo suficientemente pajero, las dejarían pasar gratis antes de las dos de la madrugada. Le generaba mucha impotencia, porque aunque nunca fue de regalarle cosas caras a su mejor amiga en sus cumpleaños o en cualquier otra ocasión, por lo menos tenía dinero para comprarle un pastel, para llevarla a un lugar de comida rápida, o comprarle 30 cajas de cigarros con veinte unidades. No era el mejor regalo pero Seulgi había quedado fascinada con el. Ella terminó asintiendo, aún si su mejor amiga no podía verla, sintiendo mucha vergüenza por no poder pagarse ni siquiera un trago esa noche, tendría que ligar con algún hombre que se vea adinerado y le pague los tragos, por lo menos para entrar en entonación como todos los demás. Sería muy aburrido estar rodeada de alcoholizados y que ella esté bebiendo agua del grifo del baño.

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Dear Lord| jjk. ✓
Fiksyen PeminatKaia tuvo que escapar de su pueblo después de que unos prestamistas quisieran cobrar cuentas con ella, gracias a su madre fallecida que les pidió dinero hasta el hartazgo. Tenía que crear una nueva identidad, esconderse donde pudiera, y la amiga de...